Ctrl Z

>> 19 feb 2013

Se supone que todo tiene un tiempo. Incluso lo dice el best seller del mundo mundial en Eclesiastés 3:
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz".
Ponele.
En un hipotético mundo posible (Utopíaland) una debería saber más o menos cuándo empieza uno y acaba el otro y viceversa. Pero no lo sabe porque no estamos en ese hipotético mundo, estamos en esta bolita cachuza en el diome de la Vía Láctea y acá no sabemos nada de nada, ni podemos adivinar ni, parece, tenemos la suficiente sabiduría como para esperar media señal. Y entonces mezclamos todo: en el tiempo de sembrar nos subimos al tractor y a ver qué cosechamos, obvio que nada porque nada sembramos; en el tiempo de edificar probablemente le demos a la maza con ganas; en el tiempo de bailar nos quedamos sentaditas en el sillón (nunca es mi tiempo de bailar igual, de ese no me entero); en el tiempo de abrazar nos cruzamos de brazos; en el tiempo de buscar no encontramos nada; en el tiempo de guardar nos parece re inteligente desechar todo; en el tiempo de callar saturamos el espacio audible con nuestra voz y en el tiempo de amar..., bueno, no siempre sabemos bien cómo.
La cosa del libre albedrío fue una mala jugada del barbudo. Así nos va. Debería haberse dado cuenta de que nos vamos a mandar una cagada tras otra. Debería haber dejado un guión, un manual de instrucciones, un tutorial de youtube, la función ctrl Z, no sé, algo, cualquier cosa como para pilotearla. Pero no, nos larga así nomás, con una hoja de parra y yastá, ahora arreglate solito. Bueno, solitos nos está yendo para el culo, así que fijate, pero fijate bien.
Se supone que hay un tiempo para todo. No sé bien todavía qué tiempo es este, supongo que de barajar y tirar de nuevo. Sólo que la baraja está marcada y la única que no sabe qué cartas tienen los demás soy yo.

8 comentarios:

Anónimo,  19 de febrero de 2013, 17:19  

Te largan a la cancha sin preguntarte si querés entrar, como si fuera poco, ¡ja!, de golero, toda una vida tapando agujeros..., y si en una de esas salís bueno, se tiran al suelo y te cobran, y te cobran penal"
Brindis por Pierrot (Canario Luna)

Gabriela Aguirre 19 de febrero de 2013, 17:27  

Vero: Talcualmente. Así nomás.

Gerchu,  19 de febrero de 2013, 19:14  

Si los comentarios pudiesen tener titulejo, este se intitularía: No sea soberbia, no sea.

Porque, querida Gaby, más allá de una etapa dark de su hipertónico TOC analizantante, en concomitancia con otra etapa very dark de la fase negativa de una bipolaridad en progreso, se ha creído usted en la necesidad de comunicar al mundo mundial - paráfrasis de una femenil moda de inventar exageraciones en el habla coloquial - de ponernos al tanto de que se cree la única que ignora las cartas del mazo.

Pues vengo a anoticiarle, amiga del alma que:
1. No es la única.
2. No podría serlo, porque este puto mundo nos dio un mazo entero a cada uno, pero con cartas que raramente empatan, mientras el turrito mundo - ya citado - tiene otro mazo con más cartas que motas de polvo contiene una semana de viento patagónico.
3. El hdrmp mundo juega al póker con nosotros, pero nos dio reglas de canasta a unos y de conga a otros y de escoba de 15 a otros.

Por lo expuesto, dése por satisfecha si, de pedo, le toca una reina y hace pares, porque la mayoría de nosotros tiene la carta equivocada en el momento justo, o le da con el mazo cuando había que rogar.

Saludos, desde el fondo de la maldita depresión en la que me ha sumido su entrada, mi querida hermana mala de la Devil.

Ger.

marielet 20 de febrero de 2013, 11:35  

Me parece que vas a tener que hacer el reclamo correspondiente, porque las cartas no deberían estar marcadas. (Comunicate al 0800 barbudo)

Ahora si vos querés hacer trampa, eso es otra cosa! :P

(sin sarcasmos) Es una verdadera porquería que las gallinas no sean esféricas ni vivan en el vacío. :(

Sofi Mai 20 de febrero de 2013, 22:45  

Cada vez que regreso a blogger y encuentro cosas como estas me pregunto por qué cornos me dediqué a leer pavadas en la internete en lugar de pasearme por estos rincones...

Yo soy especial en confundir unos tiempos con otros. Pensé que con el paso de los años se iba a hacer más sencillo reconocerlos pero parece que no.. que se yo, para mí que nos mandan con manual de instrucciones pero lo perdemos en algún momento durante el parto, capaz que tiran la placenta y con ella el manual, no sé. O capaz que, viste, es cuestión de probar, tener experiencias, formarse, crecer, esas cosas que te venden los libros de autoayuda...


Y nada, eso, la vida (?)... espero que estés bien Gabi !! Beso grande !!

Gabriela Aguirre 21 de febrero de 2013, 16:44  

Gerchu: Ah, con razón. No tengo una puta reina y menos que menos un comodín. Una de cada una tengo. Y ahora qué hago.
Besos.


Marielet: Llamé, pero el teléfono me da "el número solicitado no corresponde a un abonado al servicio", mepa que me cagaron.
Las gallinas deberían vivir en el vacío, talcualmente marielet, total, para los huevos que le ponen...
Besos.


Sofi: Y no sé. Yo ya le dije que era el oráculo, pero usted ni pelota. No sé qué hace perdiendo el tiempo por ahí aún...
Experiencia, formarse, crecer y esas cosas no te garantizan nada, Sofi querida, porque, adivine, nada garantiza nada.
Besos para vos.

Gerchu,  21 de febrero de 2013, 19:28  

Gaby:
Espero no meter el zanco aquí, pero lo de la reina ... tenía doble lectura, mi tesoro.
Besos!

Pero muchos, eh!

Ger.

Gabriela Aguirre 21 de febrero de 2013, 19:58  

Gerchu: Sé que lo de la reina tenía doble sentido, por eso vuelvo a repetir: no tengo ninguna.
Besos. Muchos, sí.

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