La vieja Emilia

>> 22 ago 2013

La vieja Emilia es una cliente que siempre viene a comprar dos (2) empanadas. Habla hasta por los codos, yo, personalmente, no me la banco, siempre me peleo con mi hermana para ver quién la atiende, a veces gano y a veces pierdo.
Hace un par de semanas ocurrió lo siguiente: Vino un viernes por la mañana y encargó un pollo al spiedo para las ocho de la noche. A las ocho, por supuesto, su pollo estaba listo, pero a las ocho no vino, a las ocho y media tampoco ni a las nueve. A las diez lo vendí. A las once cerré. La vieja Emilia jamás vino.
Al día siguiente cae como a las diez y media de la mañana.
- Buen día -dice la vieja.
- Buen día, no vino a buscar su pedido ayer -le recuerdo.
- Sí, me olvidé, lo vengo a buscar ahora.
- Ahora no hay ninguno listo, van a estar listos para las doce y media o una.
- Pero yo quiero el que pedí ayer.
- El que pidió ayer, Emilia, cuando usted no vino a buscarlo lo vendí.
- ¡Qué mal! ¡No confían en mi palabra! ¡Si yo digo que vengo, es que vengo!
- Pero de hecho usted no vino.
- ¡Porque me olvidé!
- Bueno, eso lo sabe usted, yo lo único que supe ayer era que usted no vino, en mi imaginario podía haberse olvidado o muerto, para el caso era lo mismo.
- ¡Pero tanto querés vender!
- Señora, usted hizo un pedido, yo lo tuve listo para la hora en que lo pidió, dos horas después asumí que no vendría por las razones que fueran y que no pueden importarme menos, tenía un cliente esperando, un cliente que sí estaba acá.
- Pero tenés que confiar en mí, vine ahora a buscarlo...
- Señora, vino un día después, yo no guardo pollos de un día para el otro. Si quiere uno ahora, se lo reservo y lo vuelve a buscar a la una de la tarde.
- No, quiero el que pedí ayer. No confían en mí.
- Yo confío, pero lo cierto es que usted no vino, no estaba ayer acá, así que, en este punto, no quisiera parecer grosera, pero a la confianza le di un mejor destino.
Obvio que la vieja no vino más a comprar sus dos (2) empanadas diarias.

5 comentarios:

Maggie 22 de agosto de 2013, 10:45  

Me encanta la forma en que mantienes tu postura sin ser grosera, pese a que los argumentos de la vieja Emilia caen por su propio peso.

Yo soy más del estilo de los héroes imbéciles de las películas, que confían en la humanidad hasta el final. Algunas veces me doy asquito por eso...

¡Es usted mi ídolo, Gabriela!

Besos

Anónimo,  23 de agosto de 2013, 0:07  

Esas viejas son un cáncer. En realidad, es una lástima que te la hayas sacado de encima porque perdimos la posibilidad de un millón de anécdotas más, pero por otra parte, 2 empanadas diarias no te hacen millonaria y el hecho de no ver a la vieja, mejora tu salud. Así que ganás por otro lado ;)

Besos!

Gabriela Aguirre 28 de agosto de 2013, 19:00  

Maggie: Sí, mantengo mi postura, pero tenía unas ganas de mandarla a freír espárragos a la Antártida!
Besos.


Vero: Dos empanadas semanales era.
Vieja de mierda.

Anónimo,  29 de agosto de 2013, 11:38  

JAJAJA.....me encanta la historia, pero desearía que siga viniendo a comprar sus empanadas!!! becho Tetu.

Gabriela Aguirre 2 de septiembre de 2013, 12:24  

Mo: Nahhh... que no venga más!

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