Animal Print
>> 4 jun 2011
La discusión empezó con una afirmación de Fiamma:
- Esa que va ahí, es torta - dijo señalando a una mujer que caminaba al final del salón con un saco de leopardo.
- Ni en pedo - le dije - la torta no usa animal print.
- ¡Pero sí! ¡La vi con mis propios ojitos chamuyándose a una piba, en cuclillas!
- Imposible, Fiamma, está fuera de protocolo, no leíste el reglamento?
Y comenzamos la difícil tarea convencernos mutuamente. La mujer en cuestión a esta altura ya se había sacado el saco de leopardo mostrando que debajo de ese horror había otro peor, una blusa rojo furioso con volados y espalda descubierta. Señalé este detalle a Fiamma que seguía en sus trece:
- Si la torta no usa animal print, mucho menos usa ese horror de blusa.
Alguien añadió que, por ahí, era para mostrar un tatuaje en la espalda. Un tatuaje de un delfín y, como todas sabemos, el delfín es de torta (después del gato). Pero no, no había tatuaje (o yo, desde mi distancia y mi astigmatismo, no lo vi).
Fiamma insiste en la tortez de la señora que, de espaldas a nosotras, come y charla animadamente mostrándonos el rojo furioso de su blusa que apenas tapa hombros y cintura. Yo insisto en el temita del animal print, ella dice que el mal gusto es universal.
- Además - agrega - hay gente a la que no se le nota.
Estamos comenzando a pisar un terreno escabroso y tengo miedo de que me salte el taliban de la visibilidad que tengo adentro. Creo que es mejor cambiar de tema o irnos por las ramas. De todas maneras la discusión era otra y había empezado con una afirmación: La tortez de quien usa un saco de animal print.
Mis argumentos para la imposibilidad de tal afirmación son claros: Ninguna torta usa animal print. Punto. Final.
Espero los suyos, Miss Fiamma, o, mejor, espero prueba fotográfica que los invalide.
He dicho.
El vino te altera el gaydar.
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