You're still you

>> 26 ago 2012


Ah, sí, me gusta Josh Groban. Y no sé por qué, pero me da tristezor. Así que va como canción lacrimógena de la semana.

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Manada de mamuts

Para Germán:  Un mamut.
- ¿Y? ¿Cómo estás? -me pregunta.
- Cautelosa.
- Jajajaja! Lamento ser yo quien te diga esto, pero... Gabriela, vos no sos cautelosa.
- Lo sé.
- Sos tan sutil como una manada de mamuts en una cristalería.
- La frase es "un elefante en una cristalería". Una manada de mamuts me parece un poco mucho, no?
- No. Vos sos una manada completa. Y los pájaros que la revolotean.
- ¿Había pájaros en el pleistoceno? 
- No sé.
- Igual sos una exagerada.
- ¡No! ¡Así de cautelosa sos! Te tirás a piletas desde el trampolín más alto si creés que ves algo medianamente azul y mientras vas cayendo te das cuenta de que eso "medianamente azul" era la pintura de la pileta.
- Qué tarada...
- ¿Tengo razón o no?
- Ufa. Sí. Bueno, pero ya no, ahora estoy cautelosa, camino en puntitas de pie sobre papel de arroz como el pequeño saltamontes.
- Como Kun Fu Panda.
- Stúpida.
- ¿Y desde cuándo, a ver?
- Desde la última que me hizo pelota en veinte idiomas, desde esa.

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Amigos perrunos

Hoy vinieron a buscarme al negocio dos perros, uno amigo de Emma, la otra... ni idea: el primero es un negro grandote, con algún manto negro entre sus antepasados, y la otra una pitbull atigrada.
Primero vino el negro. Se sentó en la vereda mirándome con la cabeza ladeada. Y mantuvimos esta conversación:
- ¿Qué pasa, negro?
Se levanta y mueve la cola. No mucho, dos o tres agitadas.
- ¿Tenés hambre?
Más movimiento de cola. Amaga poner una pata dentro del local, pero sabe que adentro no puede estar y es un perro respetuoso.
- ¿Querés una empanada?
- Dejá de darle de comer al perro que después no se va más -acota mi hermana.
- Tiene hambre, es re feo tener hambre.
Agarro una empanada y se la acerco. La agarra y la come tranquilo. Me quedo al lado mientras lo hace.
Cuando termina de comer levanta la cabeza para mirarme y hace esa pose tan característica de los perros cuando juegan: patas de adelante estiradas sobre el piso, culito arriba.
- Ahhh... ¿jugamos?
Nos corrimos un ratito, no le gusta que tenga las manos en los bolsillos e intenta sacármelas de ahí. Nunca lo oí ladrar. Creo que extraña a Emma. La iba a buscar a casa y jugaban en la calle. El negro es un perro sin dueño, vaga por ahí, duerme en algún lugar reparado y todos le damos de comer. Viene a mi negocio religiosamente todos los sábados y domingos a la noche. Yo digo que es mi guardaespaldas.
Más tarde vino la pitbull. Hermosa por donde se la mire.
Se sentó en la vereda a mirarme. Tenía miedo, pero también hambre. Le llevé una empanada. Se quedó sentadita esperando, le acerqué la mano y le dije "despacio". Con sumo cuidado la agarró de mi mano y se la comió en dos bocados. A los cinco minutos ya estaba jugando con el perro de mi hermano que siempre nos cuida (hace que nos cuida, es flor de cagón el enano) y yo me dije "parece que tengo perra nueva". Pero no, después de un rato (y dos empanadas más), se fue por donde vino.
Me la crucé recién camino a casa. Seguía jugando en la calle. Y yo extraño a Emma.

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