Alberto Arias

Qué triste, Alberto, qué triste.

Qué triste que creas que podés no cumplir con la función que corresponde a tu cargo, qué triste por toda la gente que pasó por tu juzgado y que no sabía que vos actuabas de acuerdo a tus convicciones personales y no de acuerdo a la ley, qué triste que elijas esta manera de negarte, hablando de un pasado oscuro y con el que, quienes tenemos memoria, no hacemos chistes.

Tan livianamente hablás de estas cosas, tan livianamente te referís a los crímenes cometidos durante la última dictadura hablando de Astiz, comparándolo, prefiriéndolo.

Qué triste, Alberto, qué triste que todavia exista gente como vos.

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