Chino básico encriptado
>> 15 mar 2013
Siempre tuve en muy alta estima mi poder de aprendizaje (del intelectual hablo, del otro ya todos y todas sabemos que meto la pata hasta el ombligo), ¿y por qué?, bueno, porque nunca me costó aprender nada.
Siempre creí que, si alguien me explicaba algo teórico, yo aprendía sin problemas la parte práctica, ¿y cómo fue que empecé a creer eso?, porque una vez, hace mil años, cuando iba al colegio secundario pasé con las mejores notas mi examen de atletismo (sí, ahora es cuando pueden reírse, en el colegio hacía atletismo) estudiando solamente los músculos que tenía que usar. Es decir, no te salté ni media vez, no tiré ni media pelota y, así y todo, fui la mejor de mi clase.
Hoy comencé a pensar que este hecho, que me marcó para el resto de los tiempos, se debió a lo que el mundo llama "suerte" y que en mi idioma se llama "puro orto". Y ahora pienso que eso pudo haber ocurrido por dos y sólo dos motivos, a saber: o bien tuve culo, o bien el resto de mis compañeros eran todos asmáticos.
¿Por qué es que pienso esto justo hoy? Porque hoy, por primera vez en el mundo mundial, pasé cuatro horas en mi clase de álgebra no entendiendo un reverendo soto de lo que decían. Mi profesor, de ahora en más llamado Johnny Bravo porque es igual, pasó de hablar en ruso, a continuar hablando en arameo, para terminar hablando en chino básico encriptado.
El horror.
Cómo sería mi cara de desconcierto que Yamil, que recursa la materia y, por ende, sabe más que yo, se acercó a decirme "No entendés una mierda, ¿no?", a lo que, obvio, tuve que asentir. Él se carcajeó, yo no me reí nada, miraba con absoluto espanto una serie de fórmulas y cuentas que, para mí, estaban en otro idioma, uno que ni siquiera tenía raíz latina, uno que llevaba muerto más de dos mil años, no sé, sumerio ponele.
Ahora, si me permiten, me voy a cambiar el pañal porque siento que me van a hacer pe-lo-ti-ta en el parcial.
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