Confesión

Charlando con Flor, mi compañera de comisión en la facu, sobre faltas de ortografia y otros bichos...

- Creo no tener muchas faltas de ortografía, pero tengo, seguro, gramaticales - le digo.

- Ah, yo tengo un tema, incluso cuando copio, copio con faltas, es un problema.

- Dislexia se llama eso.

- Jajaja! Puede ser.

- El otro día me pasó - le cuento - que tenía que escribir un post sobre un cuento. Juan y las habichuelas mágicas, ¿viste? Bueno, mientras escribía tenía que poner la palabra "oro" muchas veces, todas, absolutamente todas las veces le puse hache. La corrección era automática igual, lo terminaba de escribir, decía qué boluda y lo corregía, pero la siguiente vez también lo escribía con hache.

- Ah... lo tuyo es grave.

- Jajajaja!

Esta conversación la escucha la profesora de una materia que tiene mucho que ver con literatura y que tiene un título tan horrible como "Taller de Lectoescritura". Y la escucha porque Flor y yo nos sentamos en la filita de adelante de todo.

- ¿A qué te dedicás? - me pregunta.

- A nada.

- Ah, pensé que hacías algo relacionado con la literatura...

- ¿Por lo de "Juan y las habichuelas mágicas"? No, es una sección en mi blog. Eso: tengo un blog. Los que somos malos escritores tenemos blogs, los otros publican.