Ciega y muda

>> 27 may 2012

Él era viudo, tenía dos hijos, era mago, pero no mago como los que sacan conejitos de los sombreros, mago como Harry Potter, se parecía a Robin Williams (yo era más alta que él, incluso), y era el amor de mi vida.
Pero el amor de mi vida se había "tomado un tiempo" y yo, como suele suceder con estas cosas, lo había dado por perdido.
Estaba sentada en el patio de una casa de campo que, aparentemente, era mi casa. Todas estábamos sentadas alrededor de una gran mesa bordando o tejiendo una especie de colcha. "Todas" no sé quiénes éramos, pero llegábamos a las diez o doce personas. Entonces llega él. Yo estoy de espaldas a la calle, pero las chicas me miran significativamente y giro la cabeza. Lo veo. Viene radiante, sonriente, viniendo hacia mi con su capa de mago al viento. En principio quiero mandarlo a freír espárragos a la Antártida y decirle quién se cree que es para jugar así, pero me ganan las ganas y lo abrazo.
- Vine a buscarte - me dice. Y es suficiente para mí (ahí ya tendría que haberme dado cuenta de que estaba soñando).
Le pregunto dónde están los nenes y me dice que en el auto. Le pregunto dónde está el auto y me dice que estacionado como a cinco kilómetros. Los nenes también tienen poderes mágicos, el más grande tiene pico de pato y cuernitos móviles como los caracoles, el bebé todavía no se sabe.
Ahí ya me calenté para el orto y le pregunté si no lo estacionaba frente a mi casa por vergüenza o qué, pero no me responde y vamos caminando hacia donde está el auto, que era en la ciudad de Pilar.
Mientras caminaba, yo adelante y él atrás, le recriminaba que cómo carajo se le había ocurrido dejar a los nenes solos en el auto. Él no decía nada, caminaba atrás mío sin decir nada. En un punto yo estaba feliz de que volviera, en otro estaba furiosa.
Llegando a Pilar comienza a haber más movimiento de gente y lo pierdo, pero asumo que debe estar por ahí, así que me pongo a buscar el auto. Entro a un estacionamiento donde casi me atropella un micro, pero no está y me empiezo a desesperar porque siento que es flor de irresponsable. No sé cómo me pierdo y termino en un laberinto de casas y habitaciones todas comunicadas. Vago por estos lugares y descubro que no puedo hablar, no puedo comunicarme con nadie, la gente me mira raro, hablan entre ellos señalándome, eso no me importa, pero me incomoda un poco. Se hace de noche y duermo en una especie de nicho con colchón y frazadas. Era toda una pared llena de estos nichos-camas y dormían alumnos y profesores de algún colegio privado porque todos iban con uniforme. En algún momento siento que me tengo que ir de ahí y seguir buscando, bajo del nicho-cama que estaba como a dos o tres de distancia del suelo y salgo por un pasillo, pero recuerdo que estoy descalza y vuelvo por mis zapatillas. Alguien, una mujer, parece profesora de algo, me las saca y yo me enojo, pero no puedo más que emitir gruñidos, soy una especie de mujer salvaje, entiendo lo que dicen, pero no puedo comunicarme. La mujer me dice algo y yo agarro sus botas enojada. Ella me ordena que las suelte, me ordena como se le ordena a un perro que suelte algo y yo se las tiro a la mierda y me voy corriendo.
Termino en una plaza desorientada, hay mucho ruido, mucho movimiento, mucha gente, no sé dónde estoy ni quién soy. Descubro que tampoco veo, estoy ciega. Alguien me lleva al hospital y ahí termino. Al hospital también fueron los hijos del amor de mi vida (que, obvio, desapareció), pero yo no los veo. El más chico está en una cuna jugando, al más grande se ve que quisieron sacarle el pico de pato que le quedaba tan lindo y ahora está descascarado y vendado, tampoco ve nada, se llama Pedro, no está feliz, la gente del hospital no puede entender a nenes con poderes mágicos...
El tiempo pasa y termino cuidando a otros nenes en la nursery donde también están Pedro y el bebé, pero como no veo, a pesar de cuidarlos no los reconozco. Ahora veo todo como si fuera espectador y no protagonista.
Veo a un enfermero levantar al bebé y llevárselo a su hermano, cuando el bebé se ríe salen estrellitas blancas, el enfermero lo ve, pero no piensa en ello. Lo pone en la cama con su hermano todo vendado, yo paso cerca, ciega, llevando agua para  un nene de otra cuna, Pedro me agarra con su manito. Veo, veo su manito en mi mano y me despierto.

Está tan lleno de asociaciones este sueño que me da miedo empezar a hacerlas.

5 comentarios:

Vero 27 de mayo de 2012, 6:09  

Te vas a comer un año de psicoterapia si querés destripar este sueño.
A veces pasa, Aguirre. A veces los sueños, super locos ellos, nos dicen lo que nosotras mismas no nos animamos a decirnos. Ni siquiera imaginamos todo lo que está rondando. Pero está rondando.
Suerte con el destripe y ojo con lo que salga: pensalo bien.

Maggie 27 de mayo de 2012, 12:39  

Porsupuestísimamente, no tengo manera de conocer las asociaciones potenciales y el simbolismo que ha tenido este sueño para ti (quizá imagino unas cuantas que parecen evidentes, pero ese quizá se desvanece rápidamente), pero me ha parecido interesante.
Ahora, me han encantado las estrellas blancas que salen cuando el bebé ríe.
Puntos más interesantes para mi (además de las estrellitas blancas, que considero hermoso y poético):

- Sensación de abandono por un amor de tu vida de género masculino.
- Incapacidad para comunicarte con los habitantes del laberinto.
- Ser vista como un animal o algo evidentemente distinto y no perteneciente al resto del grupo.
- Incapacidad de ver lo que estabas buscando, pese a tenerlo frente a ti.

Gabriela Aguirre 27 de mayo de 2012, 14:05  

Vero: Jajaja! Probablemente..., ¿pero vale la pena destriparlo teniendo tanto para hablar más urgentemente que esto?
Usted tiene más datos, haga honor a su fama y destripe tranquila.
Besos.


Maggie: Ah, me gusta su interpretación, como es mi propio sueño es obvio que yo no veo nada, pero siguiendo su análisis digo:
- Ese sería mi padre.
- Ups..., la historia de mi vida, la incapacidad de comunicación es de larga data.
- Idem item anterior.
- Eso también es la historia de mi vida.
Jajajaja!
Gracias por pasar y comentar. Besos.

Guillermo Altayrac 13 de junio de 2012, 7:12  

Qué buen sueño... Está lleno de imágenes y sensaciones muy fuertes.

"No sé cómo me pierdo y termino en un laberinto de casas y habitaciones todas comunicadas."
Yo sueño mucho con cosas así, con casas todas conectadas, de estructuras raras. Me muevo a través de ellas. Subo, bajo.

Gabriela Aguirre 13 de junio de 2012, 12:08  

Guillermo Altayrac: Yo, en general, no. Como soy tan jodidamente estructurada, hasta en mis sueños las cosas son perfectamente lógicas. Locas, pero lógicas. En esta caso se ve que le pifié...
Besos.

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