Un apostolado

>> 14 jul 2011

Karina, la rana y yo.
Casi nueve de la noche y estoy saliendo del Malba. No sé qué mierda me tomo de acá a la casa de mi amiga porque como soy lo más paspada del mundo no me fijé. Resuelvo molestar a Karina. Le mando un alerta, espero, no me contesta. Puta madre. Camino unas cuadras y me tomo un taxi.
Ya en el taxi me suena el handy:
- ¿Qué pasó? - dice Karina.
- Nah, nada, quería que me dijeras qué soto me tomo del Malba a lo de Moni, pero tarde Karina, ya estoy arriba de un taxi.
- ¡Bueno! ¡Pero estaba en pilates!
- Como secretaria sos un desastre.
- Mi horario terminó a las seis, te aviso.
- De-sas-tre lo tuyo.
- ¡No estoy tra-ba-jan-do!
- No-me-im-por-ta.
- Ay, callate - finaliza - ¿sabés quién te va a sacar las papas del fuego a vos?
Y cerré la boca porque cuando tiene razón, tiene razón.


Karina tiene el cielo ganado, que se sepa.

2 comentarios:

Cookie / Cat 14 de julio de 2011, 20:15  

Karina es una ídola, evidentemente.
:)

Gabriela Aguirre 15 de julio de 2011, 8:26  

Cat: Dos ídolas, Cat, es dos ídolas.
(Ella no lo sabe y vos no se lo digas que después se agranda eh?)
Besos!

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