Gatuno

>> 12 may 2020

Conversación con mi mujer vía whatsapp:


Yo: Creo que mataron a uno de nuestros gatos. Uno menos.
Ella: ¿Qué pasó?
Yo: Escuché gritos gatunos adelante. El gato bola, seguro.
Ella: ¿Y no saliste? Fijate qué pasó. ¿No están en casa?
Yo: ¡Salí!..., pero hasta que me puse las zapatillas, fui hasta la puerta, la abrí y lo llamé..., ya el cadáver había desaparecido...
Yo: O..., justamente, como era cadáver, no respondió a mi llamado.
Ella: ¿Pero no lo viste? ¿En ningún lado?
Yo: Nop. Gandalf está adentro, así que eran Salem o el gato bola. Y Salem no es tannn idiota, así que sólo queda el gato bola.
Ella: Sí, o cualquier otro gato de la cuadra.
Yo: También, claro.
Ella: Dejá la ventana abierta así entran.
Yo: Ni en pedo. Entran todos los gatos de la comarca. Todos, ¿eh? Y la perra como perra guardiana se caga de hambre. Y nuestros gatos los invitan a comer, total pago yo.
Ella: Bueno, pero si no están en casa...
Yo: Y cuando los cago a pedos porque cualquier gato con hambre viene a mi casa a comer y ellos ni miau dicen, me miran como diciendo "qué moishe hija de puta, le negás un plato de comida a este poooooobre gato abandonado"...  

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Las frases más usadas de esta cuarentena

>> 2 may 2020

  • ¡Bajen el volúmen!
  • ¿Se bañaron ayer?
  • ¿Hoy es martes, miércoles..., qué mierda día es?
  • No hay tele, ni celular, ni tablet, ni nada hasta que no ordenen este despelote.
  • El sueldo de las maestras es poco. Lo duplico y sigue siendo poco.
  • ¿Dónde está el sanitizante?
  • ¡Me cago en todos los dioses del Olimpo!
  • Mi paciencia tiende a cero a partir de las siete de la tarde..., y a menos infinito después de las ocho.
  • No grites que no vendés nada.
  • Odio el barbijo, me lo como cuando hablo.
  • ¿Otra vez están viendo esta mierda? Si yo, que no lo veo, me lo sé de memoria, ustedes también.
  • Tengo hambre. Otra vez.

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2 de Abril

>> 24 abr 2020

Tarea escolar para Emilia. Tema: 2 de abril.

Vimos unos videos que nos sugirió la maestra de 3ro., unas fotos de un ex-combatiente de Malvinas y un capítulo de Zamba. Emilia no termina de entender y le estoy explicando lo ocurrido en Malvinas. No entiende, me pregunta:
- Pero..., ¿eran nuestras y ahora no son nuestras? (las islas)
- Son nuestras, pero están ocupadas por ciudadanos ingleses.
- Pero, ¿por qué viven ahí, si no eran suyas?
- Porque tienen recursos naturales que ellos querían y eran difíciles de defender, entonces las ocuparon.
- ¿Y por eso fuimos a la guerra? ¿No le podíamos decir que no eran suyas?
- Bueno..., justamente..., el problema era que...
Y ahí nomás, se mete Julia, que está en segundo grado y es fan de Paka Paka.
- Porque había unos señores que tomaron el poder por la fuerza, ¿viste que nosotros votamos y el que más votos tiene es presidente? Bueno, ellos querían ser el presidente y tomaron el poder, y prohibieron muchos libros y muchas películas y canciones. Y mataron gente, un montón, y... ¡eso es la dentadura!

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Justo en el clavo

>> 12 feb 2020

Ordenando en una noche laborable de mi señora esposa, estamos mi hija del medio y yo.
Había amenazado con que si me ponía a ordenar, tiraba el noventa por ciento de las boludeces que se acumulan sin preguntar, pero, nobleza obliga, había también algunas cosas que me generaban dudas. De ahí este diálogo whatsappiano:

- ¿Qué hago con esto? - digo mientras le mando una foto de una reproducción de Van Gogh que encontré en el mar de boludeces.
- ¿De dónde salió eso?
- Es mío.
- Entonces decidí vos.
- Es que no puedo porque, ok, no es mi cuadro favorito de Van Gogh..., pero es Van Gogh.
- Jajajaja! Claro...
- So?
- Dejalo, después vemos dónde lo ponemos.
- Es que... ¿dónde miércoles lo vamos a poner?
- ¡Entonces tiralo!
- La china que ordena dice que si no te hace feliz, hay que tirarlo...
- Con ese concepto...
- Bueno, ¿te hace feliz Van Gogh?
- Vos me hacés feliz.

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Presente del subjuntivo

>> 13 ene 2020

Las estoy retando porque se portaron para el orto todo el puto día. Y todavía tienen el tupé de querer explicarme lo inexplicable. En medio de la cacofonía de pseudoexplicaciones...
- A ver - les digo - hagan silencio que estoy hablando.
- ...
- ¿Qué es lo que me enoja más en todo esto?
- Que nos portamos mal - arriesga Tata.
- No. Estoy acostumbrada. Otra cosa.
- ...
- Piensen.
- Que te mien... que te min.. que te mienti...
- Dale, vos podés.
- ¡Que no te digamos la verdad!
.
.
.
En su defensa: el presente del subjuntivo no lo conjuga nadie.

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Favoritismo

>> 8 ene 2020

Esto ocurrió aproximadamente en noviembre.

- Profe, ¿es cierto que algunos profesores tienen un alumno favorito? - pregunta un alumno en plena clase de análisis matemático.
- Te voy a responder con un ejemplo. ¿Tenés hermanos, hermanas, hermanes?
- Sí, dos varones más.
- ¿Y creés que alguno de ustedes es el favorito de tu mamá?
- ¡Seguro! Yo no soy.
- Jajajajajaja! ok, vale el ejemplo.
- Seguro que su favorito es ... (inserte aquí el nombre del pibe que tiene 10).
- Nahhhh... No tiene que ver con el rendimiento académico. Vos, por ejemplo, me caés bastante bien y, seamos sinceros, no hiciste una bosta en todo el tiempo que llevo dándote clases.
- Bueno, ¿y me va a aprobar porque soy su favorito?
- No, nos vemos en diciembre.

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Unknow

>> 5 dic 2019

Hace mucho, cuando era joven, cuando era soltera (técnicamente aún lo soy), cuando no tenía hijas, cuando no daba clases de matemática, cuando no tenía un zoológico en casa (mentira, eso lo tuve siempre), en fin: cuando era otra.
Decía, hace mucho tiempo, cuando era otra, tuve un blog. Este.
Quizás vuelva.
Eso.


(aunque no me lea nadie)

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La familia de la cueva

>> 10 abr 2018

Que Julia tiene una imaginación a prueba de balas ya lo sabíamos todos, pero esto es demasiado. Traté de  reconstruir la historia a lo largo de varias conversaciones. 

Resulta que Julia tiene otra familia: su familia de la cueva. Ahí viven su "mamá de la cueva", su "papá de la cueva" (aunque a este no lo menciona muy a menudo), sus "hermanos de la cueva" (que, aparentemente, son más de cien) y sus "mascotas de la cueva".
Las mascotas son unicornios y perros que pueden transformarse en murciélagos. Al menos los unicornios tienen nombre, no me acuerdo bien, pero creo que uno se llama Lidia (o algo así). No estamos seguras de la cantidad, van variando a medida que cuenta, asumimos unos diez o quince.
Su familia de la cueva es, además, vampiro. Ella no, ella es "medio vampi".
Cuando lo cuenta, lo hace más o menos así: 
Julia: Mi hermanito menor de la cueva el otro día salió volando.
Yo: ¿Tenés un hermano más chico?
Julia: Sí, mi hermanito menor, es más chico.
Yo: ¿Y cuántos años tiene?
Julia: Como dos. Hace ruidos de bebé como "gu gu ga ga".
Yo: ¡Ah! Ok.
Su mamá de la cueva se llama Mariana y su papá de la cueva Mariano. No tenemos, hasta el momento, registro de los nombres de los hermanos, ella los nombra como "el mayor" o "el más chico" o "uno de mis hermanos". Aparentemente son todos varones, al menos hasta el momento no nombró a ninguna "hermana de la cueva".

Mi mujer dice que tenemos que hacer un alto en la lectura de libros de ciencia ficción.

Seguiremos informando.


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Desmitificando maternidades I

>> 30 mar 2018

Hay mucha huevada rosa escrita al respecto de la maternidad. Casi todas parecen sacadas de un libro rosa con flores en la portada y la cara de un bebé durmiendo con cara de angelito (o lo que socialmente identificamos con esa idea idiota).
En principio tengo que decir que claramente ponen al pibe dormido en la portada porque es el único momento de paz que una tiene.
Hablemos en serio, los pibes no te salen como los de la tele, ¿vieron? Y, claramente, una tampoco es una madre como las de la tele (y menos mal).
A ver si me explico:
He visto millones (bueno, por ahí exagero y fueron sólo miles) de programas en donde se presenta la siguiente escena: Madre alimenta al pequeño, lo lleva a su cuna, lo deja ahí y al día siguiente lo busca, el querubín suele estar despierto y sonriente, lo levanta, lo alimenta otra vez y salen a jugar al parque, ponele, o a visitar a alguien.
Ajá. 
Así no es.
Alimentás al niño en cuestión (en mi caso: niñas) y si lo llevás a la cuna inmediatamente preparate para un llanto desgarrado de media hora, así que no, primero lo hacés dormir. Te acostás al lado, lo paseás por la mitad del barrio, elija su propia aventura. Finalmente se duerme. Ok. Ahora con-sumo-cuidado lo llevás a la cuna, lo bajás despacito, despacito -no canten- a razón de 5cm cada diez minutos aprox, y le rezás a todos los dioses del Olimpo para que no se avive..., pero se aviva y otra vez el llanto porque "la cuna no son los brazos de mamá" (que se cansan, creánme). Intentás esto mismo unas diez o quince veces hasta que lográs meterlo en la puta cuna. Bien, objetivo uno: cumplido.
Claramente durante la noche el pibe se despierta unas cuantas veces y hay que repetir todo, se entiende, ¿no?
A la mañana siguiente lo primero que escuchás es llanto. ¿Y por qué llora? Porque está en la cuna y no quiere estar ahí. Te levantás, lo cambiás porque está mojado hasta el infinito y más allá (no, con agua no, ilusos) y mientras lo estás cambiando medio que vas tratando de calentar la leche porque la paciencia no es una de sus cualidades en este momento. Así que ahora está limpio y alimentado. Genial. Dura unos cinco o siete minutos más o menos, probablemente se vomite encima y, más probablemente aún, encima de una. Repetimos lo anterior again.
Ni se les ocurra salir a jugar al pastito: primero hay piedras, el pibe se cae, se golpea y una es la peor madre del universo, después hay bichos que el pibe ama comerse (supongo que por las proteínas), como también ama comerse las piedras o la tierra o lo que sea que encuentre. A todo esto son las once de la mañana, el pibe está todo sucio, tiene hambre otra vez y, también otra vez, la paciencia sigue no siendo una de sus virtudes.
Todo esto si tenés uno solito. Y como yo no sé lo que es tener uno solito medio que acorté el relato porque habría que integrar a las otras dos que también se ensucian, también tienen hambre y, por supuesto, tampoco la paciencia es una de sus virtudes.
Ni de las mía, ya que estamos.
Otra cosa idiota que leí y escuché es: "pero vos porque te gustan los niños". Las bolas. No, no me gustan. O no me gustan todos. Me gustan las mías y no todo el tiempo. A veces las quiero encerrar y tirar la llave a la mierda.
No me gustan todos los niños, de ninguna manera. A algunos los quiero agarrar a pataditas (porque no me voy a ensuciar las manos con esos engendros). Y yo entiendo que lo que no me gusta de ellos tiene que ver con su educación y que eso, justamente, no es su culpa..., ajá, sí, me chupa una fábrica de huevos. A los maleducados que se los banquen sus padres, no me obliguen a bancarmelos también.
Las mías no comienzan a comer hasta que todo el mundo tiene su plato servido, piden permiso para levantarse de la mesa, llevan sus tazas a la pileta de la cocina y su ropa sucia al canasto, juntan sus juguetes cuando terminan de jugar con ellos y un largo etc. Por supuesto se pelean, claro, y a veces no tienen ganas de juntar un soto, obvio, pero en una sala de espera se sientan a mi lado y charlamos de algo que les interese (aunque sean unicornios, claro), de ningunísima manera se ponen a correr como desaforadas por todos lados bajo pena de castigo "de por vida".
Así que no, no me gustan todos los niños. De hecho me gustan muy pocos y ni siquiera todo el tiempo. Así que, señora, si su niño es uno de esos que parece que tienen las pilas sulfatadas y no pueden parar de hacer quilombo, todo bien, es suyo, a usted le debe gustar así. A mí no. Ergo: no lo traiga a mi casa porque "mi casa, mis reglas" y seguramente a usted no le gusta que alguien más le llame la atención a "su" niñito infumable.
Otra cosa que dicen mucho cuando se enteran de que las nuestras tienen siete, seis y próximos cinco es: "qué lindo, así se crían solitas". Las pelotas de Mahoma. La verdad que no, que no se crían "solitas" un soto, o sea, a todas las crío yo, en este caso, yo y mi mujer, pero solitas, lo que se dicen solitas... eh..., no. ¡Bah!, por ahí tengo una idea errada, pero en mi imaginario el hecho de que se "críen solitas" implicaría que se alimenten solas, se vistan solas, se limpien solas y un largo etc. de cosas que deberían hacer solas (no sé, por ejemplo, vivir solas) y que, ¡hello!, no hacen porque, justamente, tienen siete, seis y próximos cinco. Así que no, señora, no se crían solitas una bosta, no diga huevadas por favor.
Otra falacia hollywoodense son los dormitorios de los niños. ¿No vieron que en las películas son siempre perfectos? Parece que un decorador acaba de pasar tipo tornado por ahí y dejó todo así como casual, pero perfecto. Yo he encontrado galletitas semi-petrificadas debajo del colchón a las que habría que hacerles el carbono 14, juguetes de esos chiquititos que pisás descalzo y te acordás de toda tu familia (y no en los mejores términos justamente) en las fundas de las almohadas y un sinfín de boludeces. Y eso que nuestras pibas son super ordenadas (también, pobres, con la madre -la otra- que les tocó), pero mepa que es medio inevitable. O sea, la más chica tiene cuatro, ¿vieron? y como que a los cuatro agarrar una lapicera y decorar la cama parece ser un re buen plan, o, no sé, dejar tu marca eterna de dulce de leche en la pared recién pintada. Esas cosas en las películas no pasan.
Otra de las idioteces más grande que escuché fue "dormir con tus hijos es lo más lindo del mundo". ¿En serio? ¿Lo más lindo del mundo? ¿No será mucho? Se ve que yo tengo otra escala de valores, dormir con las pibas me ha dejado, en síntesis, muchas contracturas porque, no sé qué onda, pero o ellas creen que tengo una cama king (que, claramente, no tengo y, aunque tuviera, igualmente no entramos!) o practican contorsionismo sonámbulo, o qué sé yo. Me he despertado con una piba encima, o con el pie de otra exactamente en mi cabeza, o la piba durmiendo de forma perpendicular a mí (por ahí le gusta la matemática y por eso no le vamos a decir nada), o me destapa, o me patea los riñones o... ufff... incontables cosas. Así que no, la verdad que no, no es lo más lindo del mundo. Excepto, maybe, en las siestas, no sé por qué en las siestas duermen como más quietas, entonces sí hacemos cucharita y dormimos, pero a la noche ni loca: a sus camas ya mismo.
En la que viene ahora medio que no tengo opinión formada porque yo no las parí, pero le pedí asesoramiento a mi mujer. Ella dice que esta es "la" idiotez, la numer one de las idioteces: "el parto fue el mejor momento de mi vida". ¿En serio? ¿El mejor momento? Mi mujer dice que la gente que dice esto claramente nunca ha estado en una playa con un daiquiri en la mano. Primero, el que te dice que no duele, miente. Lisa y llanamente. Duele como la concha (cuac) de tu madre. Es verdad que una vez que nace no te duele nada más, pero mientras tanto te la regalo. Ahora bien, ¿por qué jodida razón dicen esta huevada del "mejor momento de mi vida"? Yo creo que los (y las) que dice esto son aquellos que creen que ser madre es lo que te convierte en mujer y entonces sí, claro, en ese punto, sería el mejor momento (porque antes de ser madre eras... eh... no sé... ¿mamífero?). No sé. Ponele.
Antes decía que los pibes no nos salen como los de la tele. Eso quedó claro. Y, por supuesto, una tampoco es una de esas madres ameboides que lo único que hacen es sonreír mientras el pibe está saltando desde el sofá a la mesa gritando y revoleando algo que encontró en la calle.
¿Vieron las madres de la tele? Esas minas que siempre están impecables, sonrientes, que hacen todo bien, que no levantan ni un poquito así el tono de voz cuando hablan a sus niños y que, encima, van al gimnasio y todo.
Para mí eso tendría que estar catalogado de ciencia ficción. No existe. Lisa y llanamente. O existe si tengo un ejército de niñeras y gente que me cocine, claro. Que no tengo, obvio.
Creo que tardé algo así como dos años y medio en poder ir al baño en completa soledad. Y casi lo mismo en poder bañarme con la mampara cerrada. Tenía tres pares de ojos que se sentaban (y hablaban) a mirar cómo me bañaba.
Ni hablar de las veces que salí medio corriendo del baño mojada (y casi me mato todas las veces) porque alguna pegó un grito y resultó que era porque se le cayó el juguete y no porque la estaba raptando un alien.
El día que dije "duermen en sus camas" lloraron ininterrumpidamente desde las nueve de la noche hasta las ocho de la mañana siguiente. Mi mujer y yo nos sentamos en el living con un café y nos turnábamos para llevarlas a sus camas.
Los retos son explicados, pero no todos, a veces es "le volvés a pegar a tu hermana y te descuartizo en pequeños trozos", a veces es "porque yo lo digo y punto", a veces es "me volvés a contestar así y vas a estar castigada mientras vivas en esta casa".
Libros de pedagogía hay para llenar tres bibliotecas, en casa no hay ni uno. Total, algo para reclamar siempre van a tener y, a lo sumo, después les pago terapia.

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La "otra"

>> 28 mar 2018

Oftalmólogo para Meme y me toca llevarla.
Esperamos veinte y pico de años porque si bien te dan turno para una cierta hora, después (y nos enteramos ahí mismo) es por orden de llegada. Así funciona el mundo. Para el ojete.
En el interín, hablamos, le enseñé dos o tres cosas de lenguaje de señas (las pocas que sé, claramente), y traté de que se quedara sentadita y tranquila y no como esos inadaptados sociales que pululaban por el piso matándose unos a otros (ser madre no te transfiere inmediatamente el amor por todos los niños del mundo, esa es una mentira que en otro momento desmitificaré).
Finalmente entramos y se da este diálogo (después de los saludos iniciales, obvio):

Yo: La traigo a un control porque en el colegio me lo piden, pero también porque su otra madre ha tenido todos los problemas visuales habidos y por haber y nos queremos evitar eso, si se puede.
Médico: ¿Su otra madre?
Yo: Sí, la otra.
Médico: ¿Y desde cuándo está con vos la nena?
Yo: Mmmm... ¿desde siempre?
Médico: ¡Ah! ¿Y qué pasó?
Yo: ¿Qué pasó con qué?
Médico: Con su "otra" madre.
Yo: Nada. Está en casa.
Médico: ¿No la ve a la nena?
Yo: Sí, la ve, la ve todos los días, claro. Vive con nosotros.

Y a estas alturas creo que le tengo que hacer un dibujito al señor para que entienda.

Médico: ¡Ah! Pensé que no la veía, como dijiste la otra madre...
Yo: La otra madre está en casa cocinando y es mi mujer.

Creo que puedo escuchar el "clinc, clinc, clinc" de sus fichas al caer.

Médico: ¡Ahhhh! Bueno, tenés que traerla a otro control en seis meses.
Yo: Sí, aprovecho y traigo a las otras también.
Médico: ¿Tenés más?
Yo: Sí, son tres.
Médico: ¿De qué edades?
Yo: Siete, seis y cuatro.

Acá es cuando se hace un silencio. En honor a la verdad, todo el mundo hace un silencio cuando se enteran de las edades de las nenas, creo que piensan que una está completamente loca por tener tres niñas tan pequeñas..., bueno, nosotras también lo pensamos a veces.

Médico: Bueno, sí, traelas a todas.


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