Pucho
>> 26 oct 2010
Suena el teléfono y es mi jefe preguntando cómo estoy después de una semana de no ir a trabajar.
Después de preguntar, de asegurar que no me llama para que vuelva a trabajar sino para ver si estoy más cerca del cementerio que de la bicicleta y de contarme sus penas, me dice:
- Y tenés prohibido, escuchame, prohibido fumar en la empresa.
- Eeeeeeeehhhh... ok
- Adentro, obviamente, y afuera tampoco podés, ni en la vereda podés.
- Ni en la vereda... ok
- Porque si sos lo inteligente que yo creo que sos te vas a dar cuenta que si hiciste dos neumonitis en cuatro meses es porque tu organismo no lo tolera. Y si no sos lo inteligente que creo, no me importa, problema tuyo, pero yo no voy a ser cómplice de tu ida al jonca, me escuchaste?
- Sí, señor. Igual... hace como una semana que no agarro un pucho.
- Más te vale.
Y me cagó a pedos nomás. Yo me pregunto... desde cuándo, exactamente desde cuándo mi jefe se convirtió en mi padre?
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