Yendo al casino a la noche. Tiene una entrada como la de Ezeiza y no da caminar hasta allá así que decido tomarme un taxi. Veo dos, el primero es un auto nuevo, brillante, con luces, tiene una pasajera que está bajando, pero que se demora en hacerlo porque habla y habla con el taxista mientras le paga. Encaro para tomarme ese y me quedo en la veredita esperando a que baje la señora charlatana, pero se ve que no tiene ningún apuro. Yo sí estoy apurada. La miro así: ¬¬ y camino hacia el otro auto, un Renault 12 venido a menos, pintura opaca por los años, oscuro, un muñeco de elvis cuelga del espejito. Desde la calle le pregunto a la taxista si está libre y me dice que sí señalando el cartel luminoso. Me dice que sí medio socarronamente, medio diciendo "sos boba o no ves la luz roja, nena?", imagino el "nena" con voz de viejo verde pajero si fuera un viejo, pero no es un viejo, es flor de tortón patrio. Subo y le digo que todo bien, pero que el cartel está apagado o sucio o la suma de ambas porque desde afuera no se ve un soto.
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Renault 12 taxi |
La taxista es más torta que el Royal. Tiene una remera de minita violeta (el violeta es torta, sépanlo) como con volados o algo así, pantalón negro chupín y zapatillas All Star blancas, flor de chongo si no fuera por la remera de minita. Tiene el pelo corto brillante y entonces supongo que se pone gel o un producto similar.
Arrancamos. El camino tampoco es tan largo y cuando vamos llegando me dice, como siguiendo una conversación:
- Después, más tarde, puedo traer a Virginia ¿te parece? Así nos tomamos algo...
Asumo que la tal Virginia es o su pareja o alguien que me quiere presentar o está sondeando el terreno. No entiendo mucho, pero contesto con toda tranquilidad.
- ¡Claro! Buscame adentro y vemos ¿dale?
- ¿Y vos? ¿Tu pareja?
Dice "pareja", no se anima a ponerle un género, mirá vos la torta.
- ¿Mi mujer decís?
- Ah, sí... tu mujer.
- Ahí anda. Divina.
Y, obvio, me desperté. Y, obvio también, llegué tarde al trabajo.
Ahora bien. Cuando la casa está llena de gente y me tengo que levantar porque los niños tienen que desayunar, las perras tienen que comer y yo tengo que irme a trabajar (nótese, por favor, el tono imperativo del "tengo"), no me duermo ni en pedo. Ahora que la casa está sola llego tarde soñando boludeces.
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