El temita de las tripas
>> 20 ene 2012
No, no es que me duela la panza, que a veces me duele y mucho, pero sobre todo porque vivo comiendo porquerías y nunca me cuido. Las cosas más ricas son justo justo las que no le hacen bien a mi panza, como la pizza calabresa o las papas fritas con huevos fritos o los alfajores cachafaz o el chocolate amargo. ¿Por qué el arroz yamaní no hace mal a ningún sector de mis tripas?, de ese seguro que puedo comer tres toneladas sin consecuencias, ahora resulta que me como un cuarto kilo de chocolate y soy boleta. La vida no es justa, que se sepa.
Igual no era de esto de lo que quería hablar. Era de las tripas, sí, pero de las otras. No, no es que tengo doble juego de tripas. O sí. En realidad no lo sé. ¿Un ser humano podría tener doble juego de tripas? Yo conocí una vez a una chica que tenía doble todo. Doble stock de útero, ovarios y demases. Para mí que hacía contrabando, le dije, de órganos. Se reía ella.
Pero bueno, es de las otras tripas de las que quiero decir cosas. O más bien del aviso de esas otras tripas. ¿No les pasó nunca que ante alguna situación sus tripas les hablaron? Tanto como hablar..., no es que tengan boquita, cuerdas vocales, cerebro y las otras herramientas para producir un sonido que forme palabras, que a su vez formen frases y que a su vez sean lógicas. Ok, conozco mamíferos que tienen todo eso y sin embargo no pueden emitir un juicio medianamente razonable ni que los amenaces con inyecciones de ébola. En realidad no sé si el ébola se puede inocular con una inyección, las lectoras del sector médico podrán desasnarme, pero para el caso es lo mismo ébola que tuberculosis, el punto es que no te sacan un razonamiento lógico ni en pedo.
Como pueden ver me estoy yendo por las ramas todo el tiempo. Y es que en realidad no sé bien qué decir al respecto, sólo que mis tripas me están hablando, pero yo no entiendo lo que dicen. Creo que hablan otro idioma. ¿Eso es posible? ¿Será francés? Si es francés algo de todo debería cazar después de haber estudiado algún tiempo, aunque sea la idea general. Pero no, no creo que sea francés o inglés o chino, deber ser algún tipo de dialecto triperil, uno que tenga que ver con sonidos más bien gluturales y cosas así. Como el monstrués en Harry Potter. ¿Vieron que es un idioma también? Debe ser parecido a ese.
El punto es que mis tripas hablan y yo no les entiendo nada, pero puedo adivinarlas teniendo en cuenta que llevan conmigo algo así como treinta y seis años. Creo que hablan de miedos. De esos miedos que hacen que una salga corriendo lo más rápido posible, esos miedos que medio nos obligan a subirnos al primer avión, tren o bicicleta que encontremos, esos que hacen que envidiemos profundamente al correcaminos por muy hijo de puta que fuera. Creo que hablan de eso mis tripas, pero lo cierto es que no estoy segura. ¿Y si en realidad no son mis tripas y si una cobardía importante? Eso sería un problema, ven? Porque si la que habla es mi cobardía la cosa cambia. Y cambia radicalmente.
A mí me parece que la cobardía se está haciendo pasar por mis tripas porque le conviene que yo crea que son las tripas. Sería una especie de ventrílocua de mis tripas. Las manejaría así como una marioneta con hilitos mientras sin mover un músculo hace los sonidos que correspondan.
Le sale para el orto, déjenme decirles, porque sigo sin entender nada. Por ahí es que no terminó el curso de ventrílocua. No sería raro, no lo terminó por cobarde, porque ¿mirá si lo termina y resulta que tiene que hacerse cargo de algo? Entonces como no lo terminó no sabe hablar con la boca cerrada y le salen esos sonidos que no entiendo y que traduzco como miedo.
Salir corriendo es algo que se me da muy bien, la verdad sea dicha. Tengo un master en los cien metros llanos. Diploma de honor, medalla de excelencia. Pero no está bueno, me parece.
También tengo un master en quedarme a destiempo. Ahí también diploma de honor, medalla de excelencia. Y es que en realidad lo costoso no es correr o quedarse a destiempo, sino quedarse a tiempo o retirarse a tiempo. Creo que ya había hablado de esto alguna vez.
Como de todo, ¿vieron que hablo mucho, no? Saturo el espacio audible, ya lo sé. Igual conozco gente que habla más que yo, y eso es decir bastante. Cuando esa gente y yo nos cruzamos por la vida se arma una pelea para ver quién habla primero. A veces hablamos a la vez y nadie escucha. Con el tiempo hemos aprendido a sostener el silencio para que el otro se explaye tranquilo, pero no fue fácil ni barato.
Ahí vamos otra vez. Los costos. ¿Cuáles serían los costos de salir corriendo? No se saben. Es lo peor de todo, porque si uno supiera los costos arma una planilla de excel, suma, resta, balancea y listo. Si da rojo a la mierda, si da azul ahí vamos.
La cosa, después de muchas vueltas, es que parece que las tripas o la cobardía o algún ente interior me está hablando, pero no entiendo un soto lo que dice porque habla un idioma que no manejo.
¿Será el idioma de las emociones?
Creo que tengo el Síndrome de Sheldon Cooper.
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