Domingo

>> 27 sept 2010

Domingo y hay un sol que se parte.
Me despierto temprano, desayuno té chino con unas galletas en el patio con las perras, ellas también desayunan. Corren, saltan, se persiguen mutuamente. Emma amenaza todo el tiempo con tirarme la mesita del té a la mierda con su cola -gente, sépanlo, la cola de los perros es inadiestrable-. Leo, mientras vigilo que nada termine en el piso, una selección de los poemas de Alfonsina.
Después voy a tomarme unos mates con mi madre al negocio que ahora, fenicia ella, se puso un mini vivero. 
Vuelvo, paso por el pet y le compro un collar nuevo a Lily y caramelos para ambas.
Lily
Llego, juego un rato, almorzamos en el patio (mi familia el asado nuestro de todos los domingos, yo pizza porque ya no como rostro), Emma y Lily se portan como corresponde que se porten perras mías: no movieron ni un sólo músculo mientras estábamos en la mesa y se quedaron tranquilísimas a un costado.
Terminamos, sobremesa, charla, risa.
El solazo sigue.
Qué buen momento para un baño, no niñas?
Primero Lily. 
Lily es un bombón de perra. Dos bombones. La bombonería completa. Se queda tranquilísima mientras le cae agua por todos lados, deja que le levante las patas, que le cepille las orejas. Me agacho y me zampa un beso. Reviso: orejas, ojos, dientes, todo en su lugar. Lily me mira. Nadie me ha mirado nunca con tanto amor. Amo a mi perra, sí.
Emma
Emma... bueno, el baño de Emma es más bien un baño comunitario, se baña ella, me baña a mi, baña a mi hermana y a cualquiera que pase medianamente cerca. Prueben bañar a un labrador al que le encanta el agua y van a ver lo que les digo. Salta queriendo morder el chorro de agua, se roba el jabón y hay que perseguirla para que lo suelte, se sacude entera y nos baña otra vez, salta queriendo agarrar el cepillo y, obvio, ella y yo al suelo lleno de agua. Una vez en el suelo le parece buenísima idea pararse arriba mío para lenguetearme por todos lados.

Y yo, que soy de lo más rompepelotas, que tengo régimen militar con los bichos, me relajé y me cagué de risa, y no me importó nada estar empapada y con olor a perro mojado.
Después, y así de impresentable, me senté a tomar unos mates. El baño propio vino después.
La felicidad era esto.

Y para rematarla, la Negra Puta anda con panza de gatitos... vayan reservando que se agotan!

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Intimidad

Como todavía no tengo todas mis cosas en mi casa, sobre todo mis libros, algunas siguen en lo de mamá -que, igual, es la casa de al lado eh?-. Este finde se desarrolló la siguiente conversación:
- ¡Mamá! ¿No viste un cuaderno violeta que dice Yahoo!?
- ¿Uno anillado?
- Sep.
- ¿Que tenía un mundo?
- Psé, ponele, dónde está?
- ¿Escrito por vos?
[oh dios]
- Sí...
- ¿Que tenía cartas?
[oh dios oh dios oh dios]
- Sí. ¿Fuiste capaz de leerlo? ¡Hay algo que se llama intimidad, madre! ¿Dónde mierda está el puto cuaderno?
- Claro que lo leí. En el primer cajón de mi mesa de luz.¿Se las vas a dar?
- ¿A qué? Madre, sabelo, no me gusta nada que leas mis cosas y ¿qué hace mi cuaderno en tu mesa de luz eh?
- ¿A las cartas, se las vas a dar?
- Ni en pedo.
- ¿Y para qué las escribís?
- Por lo que dice Baricco.
- ¿Quién es Baricco?
- No importa...

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