Noche de domingo. Abril y yo estamos mirando tele. Bueno, yo miro tele y Abril está hecha un bollo contra mi panza, dormimos así, yo le hago cucharita, ella apoya su cabeza en mi brazo mientras le acaricio la panza que va creciendo a medida que pasan los días.
Miro tele en mute. Una obse que tengo. Tengo sueño, la apago y me dispongo a dormir. Se me cierran los ojos, pero escucho ruido. Ruido de agua que corre. ¿Dejé alguna canilla abierta? Me levanto y paso revista: cocina, baño, lavadero. No, todo cerrado, vuelvo a la cama.
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Abril, la perra de Mónica y Gaby: un sol. (Germán: una bichon frise) |
Abril, que no se levantó, me espera y me hace un lugarcito. Otra vez me acomodo y la abrazo. El sueño me va ganando y me duermo. No sé cuánto tiempo pasa, pero vuelvo a despertarme: ruido de agua que corre. Puta madre.
- Abril, ¿vos escuchás lo mismo que yo o estoy loquita?
Obvio, no contesta. Menos mal o me caigo de culo.
Me levanto y paseo por toda la casa. Nada. No hay ningún ruido. Salgo al patio, frío, claro, salí en pijama, pero ningún ruido de ningún agua que no está corriendo en ningún lado. Vuelvo a la cama, Abril me mira como diciendo: dormite de una vez, loca.
La abrazo, se acomoda, me da un beso húmedo. Me duermo. Pero cada tanto me despierto con el dichoso ruido de agua que corre. Ya no me levanto, pero lo escucho, sé que lo escucho. En mi delirio insomne pienso en la metáfora del agua corriendo y en las veinte mil frases de canciones que la llevan, pero me digo que estoy más loca de lo que pensé. Cierro los ojos todas las veces y me obligo a dormir. Abril duerme en mis brazos.
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