Estoy leyendo este libro y a-lu-ci-no.
En la Introducción nomás me encuentro con este texto:
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Libro "peronismo" de Feinmann |
"Yo había escrito un texto demostrando que la identidad peronista ya no tenía existencia. Era tanto que era nada. El ser y la nada (en el primer capítulo de la
Lógica de Hegel) se identifican, son intercambiables: cuando algo es el
todo es la
nada porque las cosas se definen por aquello que las diferencia de las otras. El
ser es diferencia. Lo han dicho los posestructuralistas -basándose en el sistema de la lengua de Ferdinand de Saussure- y tienen razón. Todo elemento se refiere a otro del cual se diferencia. Una estructura es una totalidad de diferencias. Nada
es. Todo ser es
diferencia. Todo ser, en su ser, se refiere a otro. Seamos, ahora, precisos: si el peronismo es
todo, cuál es su
diferencia. Tiene que ser algo que
no sea el peronismo para que el peronismo
sea algo. Cuando propuse la fórmula:
El peronismo, al serlo todo, no es nada, Fermín Chávez me refutó. Dijo:
Si el peronismo no es nada, si no tiene identidad, ¿cómo es posible que haya antiperonistas? Perfecto: otra incógnita demoledora. Uno ya no sabe qué es el peronismo. O tiene que estar tres horas para explicárselo a alguien. Sobre todo a un extranjero. Pero antiperonistas hay por todas partes: sacan diarios prestigiosos, escriben concurridas columnas de opinión, publican libros, dan conferencias para empresarios, y hasta no faltan quienes se sienten "mártires" o "líderes" de la prensa libre agredidos por el "peronismo". Incluso defienden a la "república" o a las "instituciones" que el "peronismo" agrede. Algo que ocurre porque -dicen- el gobierno que durante estos días gobierna es... peronista. Sin embargo, ese gobierno ha reducido a una expresión mínima los símbolos clásicos del justicialismo, las fotos de Perón, las de Evita o la ineludible entonación entusiasta de la marcha partidaria. Que sigue teniendo frases tan improbables como "combatiendo al capital" en un mundo en que nadie lo combate en ninguna parte. O afirma que la "Argentina grande con que San Martín soñó es la realidad efectiva que debemos a Perón" cuando, en rigor, los "grasitas" de Evita y los "negritos" de Perón andan por las calles pidiendo limosna o acarreando cartones y el pueblo de la Capital Federal votó al hijo de un empresario (que si no es peronista lo puede ser en cualquier momento) para que los limpie del paisaje urbano, los arroje a la periferia y arrase con esa villa, la 31, de la cual salen delincuentes y drogadictos (o delincuentes drogados) para alterar la placidez de la metrópoli opulenta. En suma, los antiperonistas son más obstinados que los peronistas. Entre unos y otros dibujan esa modalidad del ánimo (una modalidad subjetiva) con que se presenta el peronismo en nuestra historia: la
obstinación."
Feinmann, sabelo, si fuera paki ya te estaría llevando flores y bombones -porque si vamos a ser pakis seamos también queers-, me venís alegrando los viajes y las noches.
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