Waltz # 1

>> 28 sept 2012


Canción lacrimógena de la semana con Elliot Smith. Abajo la traducción.


El día oscurece
y lentamente desaparece.

A mi cabeza acuden
recuerdos de ti y de mí,
silenciosos y recurrentes.

Todas las cosas que dijimos
y las que no, se cubren
con lo que no hicimos
y lo que sí.

Cuando salíamos,
trataba de luchar con la rutina;
pero ahora ¿qué se supone
que quieres que diga?

Desde entonces
ya nunca abandono
mis dominios.

Los dos estamos solos,
cada quien en su sitio.

Ojalá nunca te hubiera conocido.

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Complot vegano

Durante casi diez años de mi vida no comí carne de vaca. Y todo porque mi madre tenía una vaca y una tarde mientras comíamos flor de asado en el patio la vi mirándome con esos ojos grandes, ojos de vaca, hermosos ojos oscurísimos y sentí que no, que no podía, que me estaba morfando a una Margarita (que así se llamaba el bicho) y no daba, viste?
Seguí comiendo pescado y pollo porque se ve que no me agarró uno a mirarme fijo, pero vaca no comí durante todo ese tiempo. Después se ve que la cosita se me fue y un día di el mal paso en uno de esos locales de hamburguesas y no paré.
Tengo un negocio ("lo sabe todo el mundo" diría Jhogo) y en él vendo, entre otras cosas, pollo al spiedo, empanadas de carne, milanesas, esas cosas que venden en una rotisería. Últimamente cada vez que agarro un pollo para prepararlo me da penita, me hago la idiota y sigo porque si comienzo a vender comida vegetariana por mi penita me cago de hambre (soy capitalista, sí), pero el colmo fue hoy. Hoy el mundo se complotó. Comenzó con mi hermana que dejó hirviendo unas lenguas para hacer a la vinagreta y me tocó a mí pelarlas. Elo (*). Pena. Mucha. ¡Estaba cocinando la lengua de una vaquita! ¡Tenía en mis manos la lengua de una vaquita! ¡Era de la vaquita y la tenía yo en mis manitos! ¡Oh Zeus! Asco, casi arcadas, que la pele mi hermana, yo no toco eso.
Pero no conformes, al ratito pongo a hervir unos huevos y cuál no sería mi sorpresa cuando, al pelarlos, encuentro dentro a dos pollitos bebés.
El colmo.
En casa tenemos gallinas. Comerse una gallina en casa es como comerse a uno de los perros, son mascotas, nos comemos sus huevos porque son un montón, pero nada más. ¡Tienen nombre las gallinas! ¡Las llamás y vienen! Son perros con plumas, eso son.
El mundo se complotó para hacerme vegetariana, que se sepa. Y lo está logrando.

(*) Elo es Elorror.

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