Ponele

- Y es una mierda, Mariana... - le digo.

- ¿Por qué es una mierda?

- Porque... No sé por qué es una mierda, pero lo es. No estoy acostumbrada a esto.

- ¿A qué?

- A esto de la cosa insegura. No me pasó nunca. Es más, siempre dije que no podía vivir en la inseguridad, que prefería no estar.

- ¿Pero es inseguridad o miedo a la pérdida?

- Es lo mismo.

- No, no es lo mismo. Y, digo yo, no? el miedo a la pérdida no tendrá más que ver con el amor?

- ¡Claro que sí! ¿Y? Digo... ¿tiene que presentarse de esta manera?

- ¿De qué manera?

- De ésta. Así. Rozando lo infantil.

- No creo que sea infantil, sobre todo si lo podés decir.

- Bueno, pero igual, no estoy acostumbrada, siempre estuve muy segura en este aspecto, nunca tuve un átomo de duda.

- ¿Y entonces?

- Y entonces nada. Y entonces que es, como mínimo, raro.

- Claro... porque vos creías que toda esa fantochada de la seguridad que mantenías era real, no? Y ahora resulta que Gabriela, la todo-poderosa, se siente vulnerable y ¡horror!

- No te rías que es serio.

- Claro que es serio. Bienvenida al mundo real.

Y la miré así: ¬¬, pero no me vio porque hago diván y ella está en algún lugar detrás de mi cabeza.

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