Vacas rumiando

>> 11 ene 2012


Siempre me costó la cosita esta del "irse a tiempo" o, dicho de otra manera, esto del "dejar ir".
Me pasé la vida preguntándome los porqués de las cosas que se terminaban, cualquieras sean: trabajos, parejas, amistades; tratando de entender. 
Ah, ese fue mi discurso favorito: necesito entender por qué tal o cual cosa cuando lo cierto es que no siempre se puede acceder a esa información. A veces no, a veces los porqués no dependen de una, a veces están tan metidos en otra cabeza, que no es la propia y por tanto inaccesibles, que no existe posibilidad alguna de entender. A veces, incluso aunque nos lo expliquen, una no entiende nada igual porque esos porqués están tan afuera de lo que una en su cajoncito tiene catalogado como "motivos reales" que, simplemente, resultan incomprensibles. Y otras veces, incluso aunque sean nuestros propios porqués, no tenemos ni la más puta idea.
Y entonces: crisis. ¿Cómo lidiar con la propia neurosis del no saber y la imposibilidad de llevarlo a cabo? Vacas rumiando. Rumiando ideas, razones, prejuicios, preconceptos, suposiciones... Mi vida fue una manada de vacas rumiando. Desgastante. Muy. Dejé de vivir en el presente para vivir en el pasado, mirando hacia atrás, añorando el pasado, o en el futuro, suponiendo el futuro, presuponiéndolo.
Nunca pude parar, pasar la hoja y seguir adelante. Es decir, seguí, claro. En los actos seguí, pero esos actos tarde o temprano se derrumbaban porque quien no seguía era mi cabeza. En mi cabeza la vaca seguía rumiando porqués. Enorme y gorda vaca.
Ahora estoy tratando de aprender que lo que pasó, ya pasó. Y nada de lo que haga ahora va a cambiar o modificar en algo aquello que ya sucedió. Que hay que soltar, salir, desprenderse, seguir, sacudirse, dejar ir. Que no se puede tenerlo todo, que a veces hay un punto de pérdida ineludible y que puede ser doloroso. Que no sirve de nada el mantener algo a medias "por las dudas", que hay un punto y que ese punto es final. Que no necesito explicaciones por el pasado porque no cambian nada, ni explicaciones ni aclaraciones ni eso que ahora me di cuenta, pero que antes no vi. No sirve, no suma, revuelve. Que sólo existe hoy, mañana es una suposición, ayer un recuerdo. 
Hoy. Ahora. En este momento.
Hoy no soy la misma que hace una semana. No puedo volver a ese lugar porque ese lugar ya no existe. Si no soy la misma que la de la semana pasada menos aún lo soy que hace un año. O dos. O tres. O cinco. Mañana no seré la misma que hoy.
Cerrar el libro cuesta. Pasar la hoja cuesta. Dejar atrás cuesta. No es lo que aprendí a hacer todos estos años. Desaprender lo aprendido cuesta. Duele. Lastima. Hay que atravesarlo igual, no hay punto de ganancia sin uno de pérdida.
Siempre me costó la cosita esta del "irse a tiempo". Nunca pude. Me pasé la vida preguntándome los porqués de todo. Desde un tiempo a esta parte ya no necesito esos porqués. Eso, al menos, lo aprendí.
Paso dos: soltar.
A ver cómo nos va.

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Halo



Se solicita a la población lectora de este blog que recomiende musiquita linda para que me saque este tema de la cabeza.

Gracias.

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