La confesión II
>> 20 may 2010
Y ya que de confesiones hablamos, vamos a seguir con las confesiones musicales.
Yo escucho a Piazzolla, a Dvorak, a Stravinsky, a Rovira, a Prokófiev, a Villa-Lobos, a Mendelssohn (de hecho una vez le tararee una obertura a un empleado de Zivals porque no sabía de qué obra era -él tampoco-), a Saint-Saëns, a Hydn, a Grieg, a Rimsky-Korsakov, a Mozart y, claro, a Rachmaninoff.
Me gusta la ópera. No voy casi nunca, pero cuando voy la disfruto mucho.
Prefiero la música de cámara por sobre todas las cosas. Si de alguien soy fanática es de Johann Sebastian Bach. Mi período musical, lejos, es el barroco -y debe ser por lo enroscado-. Mis instrumentos favoritos son cello, contrabajo, viola, fagot y piano. Probablemente en ese orden.
Tengo la, ponele, mala suerte de poder decir "qué bien que tocó el violista" -o qué mal- en una formación de ochenta músicos.
El concierto para bandoneón, guitarra y orquesta de Piazzolla es simplemente celestial.
Escucho a Liliana Herrero, a Abel Pintos, a Liliana Vitale, a Baglietto, a la gata Varela, al Chango Spasiuk, a Fandermole, a Sabina, a los Beatles, a Adriana Calcanhotto y a Bowie cuando tengo muchas ganas.
Ahora bien. Dicho esto tengo que confesar que también escucho a Montaner, Mariah Carey, Cristian Castro, Pimpinela, Valeria Lynch, Whitney Houston y Celine Dion, que canto como loca con Chayanne, que no me gustan ni Bjök ni Sting, que grito con Alejandro Sanz y con Ana Torroja, que No Te Va a Gustar me encanta, igual que el Cuarteto de Nos o Eddie Sierra -lo que habla de mi edad-, que Fito me emociona a veces y que canto "te amo" con Franco de Vita o "frío frío" con Juan Luis Guerra.
Mi socia dice que mi lista musical es una lista psicótica.
Una ex decía que tenía el gusto musical atrofiado.
Una clave de fa en un pentagrama. |
No me da vergüenza, sépanlo.
Ahora les toca a ustedes. Confiesen.
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