¿Balance?
>> 15 oct 2012
Si tuviera que hacer un cálculo preciso tengo que decir que pasé el 89.47% de mi vida adulta (de los 18 hasta acá, ponele) en pareja. Y, conviviendo, el 60.53%. El restante 28.94% fue en noviazgos sin convivencia.
[Ay, ya me deprimí]
¡Wow! Nunca lo había calculado y ahora me parece un número enorme.
No voy a revisar los detalles de mi historia, pero baste decir que aún tengo más preguntas que respuestas, que recién ahora estoy empezando a disfrutar del vivir sola (hasta que a mi gata se le ocurre avisarme que tengo visitantes invisibles, claro, y ahí extraño que haya alguien al otro lado de la cama), que esta vida que tengo hoy no es la que esperaba tener hace diez años, ni hace tres, ni hace uno, pero que no está mal.
Me descubro construyendo realmente mi futuro a mis casi 37 años (los cumplo este mes, se olvidan y me suicido, ya saben cómo es esto, se lo agendan en el celular, ok?) y creo que me llevó todo ese tiempo llegar hasta acá.
Ustedes se preguntarán qué es acá. Bueno, yo también.
Acá es mi independencia económica aunque tenga que correr para todos lados. Acá es mi carrera tardíamente empezada (pospuesta toda la vida hasta este año y, nobleza obliga, tengo que agradecer a quien me empujó hasta ahí). Acá es un lugar desde donde puedo evaluar algunas cosas que no me hacen bien y correrme. Y además es encontrarme, empezar a conocer (y ya era tiempo, dirán algunas) qué cosas quiero y qué cosas no, qué cosas puedo y cuáles no. Y no insistir con aquello con lo que no puedo, hasta el cansancio, hasta la última gota de mí.
Acá es también empezar a pensar antes de actuar (yo, que he sido puro acto toda la vida), equivocarme y admitir errores y fracasos sin que por eso termine hecha un trapo de piso. Porque, adivinen, me equivoco, aunque me encante pensar (y aparentar) que no.
Tuve amores realmente olvidables y otros (vamos a sacarle la ese a "otros" y dejarlo en singular, mepa) que permanecen. Unos que pasaron de largo sin pena ni gloria, sin dejar nada (lo que es muy triste, la verdad sea dicha) y hay el que quedó, el que continúa desde otro lugar, incondicionalmente.
Amores que quisieron ser, que probaron ser otra cosa, amores tibios, de los que duran tres lavados con suavizante, amores preludio. Y amores que parecían ser desarrollo y que demostraron ser menos que ese momento en que las cuerdas se afinan y están todas tocando un La antes de empezar.
Me pesó la soledad de ese 10.53%. Y qué increíble, no?, ese número chiquito me pesó. No tengo vergüenza, se ve.
A veces dejé ir y a veces dejaron que me fuera. A veces fue cuidadosamente y a veces fue rompiendo todo a mi alrededor (incluyéndome, claro).
Me costó casi 37 años llegar hasta acá, decía.
Y acá también es desaprender lo aprendido y comenzar a transitar caminos nuevos. Pensar y pensarme desde otro lugar. Quisiera poner la palabra madurez, pero todavía no me atrevo, es demasiado nuevo todo como para andar "haciéndome" la madura cuando a veces hago agua por todos lados.
No hago promesas que no estoy segura de poder cumplir, no digo cosas que no siento, me muevo en la literalidad más absoluta aunque el resto crea que me lesioné el lóbulo frontal en una accidente. Miro a ambos lados antes de cruzar. Dos veces, por las dudas me pase lo de la pantera rosa y quede aplastada en medio de la calle.
Creo que pagué un alto precio por aprender algunas cosas, pero, habiéndolo pagado de todas maneras, hago uso de ese aprendizaje. Creo que todavía tengo algunas piedras que sacar de mi camino aunque no sepa bien cómo. Creo también que todavía no aprendí cómo pedir ayuda.
Tengo gente a la que amo (y con quienes no me da miedo usar ese verbo enorme) y que me aman. Tengo vínculos en construcción con mi familia, con algunos amigos. Tengo responsabilidades de tía y de hermana, y satisfacciones de tía y de hermana también. De hija no muchas, de madre aún no.
Tengo hermosos recuerdos que me acompañan, que guardo en los bolsillos para sacarlos cuando quiera y volver a verlos. Tengo una perra y una gata que se odian, proyectos de reforma de mi casa y más libros de los que puedo leer. Tengo una cuenta pendiente que me aterra, un encuentro que me dejó regulando y un nombre en la punta de los dedos todo el tiempo.
Guardo sólo los buenos momentos, las risas, las complicidades, el buen humor, sin importar si todo eso fue tapado por una montaña de mierda más adelante. Me quedo con lo lindo, lo feo se queda en el pasado y, mientras, yo sigo caminando.
Acá también es eso, este camino nuevo que transito, este repensar el amor desde un lugar poco convencional y ver qué sucede. Dejar que fluya tratando de no poner presiones (aunque a veces no me salga), tratando de negociar.
Tengo desconciertos, dudas, desafíos, risas, música y poesía como para empapelar el país. Tengo mensajes de buenos días y buenas noches que me pegan una sonrisa y alguien que me dijo "te espero".
Y tengo la posibilidad de decir esto y mucho más acá. Y ahora, ahora mismo, tengo sueño.
Quizás este sea el balance pre-cumpleaños, vayan dos a saber.
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