Caperucita para Tata
>> 17 sept 2015
Almorzando.
- ¿Qué hicieron hoy en el jardín? - pregunta Maru.
- Leímos la parejita roja - dice Tata.
- Caperucita roja - corrijo.
- Sí, esa.
- ¿Y lo sabés?-
- Sí, era una nena que fue a visitar a su abuelita y se encontró con el lobo y se la comió.
- ¿A la nena?
- No, a la abuelita. Después vino el cazador y la salvó.
- ¿A la abuela?
- No, a la nena.
- Ok, yo te lo cuento como es, ¿querés?
- Sí.
- Empieza así: Había una vez una nena que se vestía con una capa con capucha que era toda roja, por eso le decían Caperucita Roja. Se ve que tenía muchas.
- No, pero usaba más cosas.
- Sí, abajo tenía otra ropa, pero arriba esta capa con capucha que te digo, de color rojo. Bueno, esta nena vivía en el pueblo con la mamá y la mamá la manda a llevarle comida a la abuelita que vivía en el bosque porque estaba enferma. La abuela, no la madre.
- Sí.
- Y ahí tenés el primer problema. Si tu abuelita estuviera enferma...
- No, no está.
- No, ya sé que no está, pero supongamos que tu abuela estuviera enferma, ¿yo te mando solita a visitarla?
- ¡No! Voy con papá, o con mamá o con vos.
- Muy bien, solita no vas, y ¿por qué no te mando solita?
- ¡Porque yo no soy Caperucita!
- Me cagó - le digo a Maru. - No, está bien, no sos Caperucita, pero pensá bien, supongamos que tu abuela está enferma, ¿yo te mando solita a visitarla?
- ¡No!
- ¿Y por qué no?
- Porque soy chiquita.
- Exacto. Porque sos chiquita. Así que muy mal la mamá de Caperucita que la mandó el medio del bosque...
- Con el lobo...
- Claro, con el lobo. Bueno, pero la mamá hizo muy mal y la mandó igual y Caperucita fue a llevarle comida a la abuela.
- Muy mal la mamá.
- Sí, muy mal. Y como Caperucita no hacía mucho caso, en el bosque se encontró con el lobo y se puso a charlar con él. El lobo le preguntó a dónde iba y ella le dijo que a la casa de su abuelita, y él le dijo que conocía un camino más corto y le jugó una carrera y ¿quién llegó primero?
- ¡El lobo!
- Claro, porque los lobos corren más rápido que las nenas chiquitas.
- Y el lobo era malo.
- No, el lobo no era malo, era un lobo, los lobos hacen eso, cuando tienen hambre quieren comer, no es culpa del lobo, es un animal, no lo podemos culpar. Entonces el lobo llegó primero a la casa de la abuelita y se la comió entera de un bocado y se puso la ropa de la abuela para confundir a Caperucita. Y ahí tenés el otro problema.
- ¿Cuál?
- Si yo agarro a Jagger y le pongo la ropa de mamá, ¿quién es?
- ¡Y Jagger!
- Claro, Jagger con la ropa de mamá, pero es el perro y vos te das cuenta...
- Sí.
- Bueno, Caperucita no se dió cuenta y le empezó a preguntar cosas como "¡qué dientes tan grandes tienes!" y todo eso. Y entonces el lobo, cuando llega la parte de "¡qué boca tan grande tienes!", entre otras cosas que también tenía grandes...
- Ojo... - advierte Maru.
- ... entonces se la va a comer y justo, justo y de casualidad llega un cazador y lo mata al pobre lobo, le abre la panza y saca a la abuelita medio digerida.
- Toda babeada.
- Claro, toda babeada, un asco. Pero, ¿ves los problemas? Muy mal la mamá que mandó sola a Caperucita al medio del bosque, muy mal Caperucita que se puso a charlar con el lobo y muy mal la abuelita que vive sola en el medio de la nada. Y pagó los platos rotos el pobre lobo que lo único que quería era comer. Y ya está, ese es el cuento. Una porquería.
- Sí.
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