Problemitas
>> 17 feb 2011
Mi madre tiene problemitas con el hecho de que me vaya de viaje o me ausente de mi casa por unos días.
De un tiempo a esta parte, exactamente desde que vivo o cerca o directamente en una propiedad suya, cada vez, léanme bien: c.a.d.a.v.e.z. que viajo "algo" pasa.
En general ese algo tiene que ver con mis perras, asumo que porque es una especie de poder que cree tener sobre mí.
La primera vez que viajé a Rosario a quedarme unos días me mandó cuarenta mil mensajes contando las boludeces más grandes y luego de las boludeces (y porque con ellas no lograba que le diera mucha pelota) otros cuarenta mil mensajes contando que mis perras habían roto algo o estaban tristes o guachufreí.
La última vez que viajé a Mar del Plata, el último día antes de viajar, me hizo un escándalo por la comida de las perras, que si no comen, que si me extrañan, que si la mar en coche.
Si falto a casa por un día o dos inmediatamente me llama para recordarme que tengo "hijos" (que son mis perras, claro), pero, increíblemente, cuando vuelvo asustada porque lo más probable es que mis perras estén en plena agonía y pregunto, ni bien llego: "¿Cómo están Lily y Emma?" "Ah, divinas!". ¿Cómo? ¿No era que no vivían sin mí? La cosa es, parece, que esté ahí. Al pedo, pero que esté.
Ahora me voy de vacas y me voy sola. Me taladró el cerebro con que en Jujuy hay un brote de no sé qué mierda o que existe un mosquito que si te pica te paraliza (o te morís, siempre es "te morís") no sé qué sector de tu anatomía o que no camine mucho bajo el sol (sí, mamá, voy sólo por debajo de los cactus) o que me van a secuestrar para vender mis órganos y antes me van a violar y van a dejar mi cuerpo perdido en el medio de la Quebrada de Humahuaca y van a ser feos los violadores, seguro.
Ayer me llamó para contarme que Emma renguea de una pata y que no quiere comer y que está triste. ¿Emma triste? ¡Emma no sabe lo que es la tristeza! Me decís Lily y por ahí te creo, pero Emma...
Mi madre, entonces, tiene problemitas con que me ausente de su lado. No sé si es un complejo de cuidado materno que le agarró treinta y cinco años tarde o qué soto. Digo... he vivido toda mi vida fuera de su cuidado y no sé qué le agarró ahora. Probablemente cuando esté en medio del salar de Uyuni me venga con que Lily se escapó y la tuvo que perseguir dos días bajo la lluvia y bajo el granizo, y que Emma persiguió y mató al gato del vecino y que, por las dudas, mi casa se inundó y todos mis libros perecieron ahogados.
No sé qué piensa que puedo hacer desde allá, pero no creo que le importe mucho. De todas maneras estoy avisada, habida cuenta de su comportamiento anterior.
Mi madre tiene problemitas y la que hace terapia soy yo. Increíble.
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