Producto cultural
>> 1 ene 2013
Haciendo orden en mi computadora encuentro un txt con este texto. No puse el autor y entonces da la sensación de que la autora soy yo, pero no me reconozco ahí, no recuerdo haberlo escrito y entonces digo que no fui yo, pero que de algún lado lo saqué y por algo lo copié en un txt. Ahí va:
"Llenar un espacio vacío es lo que intento lograr cuando veo esta página en blanco, cuando la silla de al lado está desocupada, cuando el lecho se hace más ancho, cuando los domingos se hacen largos, o los inviernos crudos.
Buscar la calidad en aquello que utilizamos para rellenar esos vacíos es lo que creo que significa el amor, no es lo mismo una cala que una rosa como tampoco es lo mismo un vino blanco o uno tinto. Decidir entre uno y otro, comparar, buscar más beneficios establecer qué es lo que hace mejor.
Es verdad, el amor no se saca de la góndola de supermercado pero ¿A caso no es un producto un beneficio o ganancia? Creemos en la publicidad, pensamos en ella, vemos otras publicidades pero finalmente decidimos que él es el indicado, el mejor envase, fácil de guardar, resistente "para toda la vida". Pero el amor no es para toda la vida ni es siempre lindo. El amor duele y se vence, el amor hace moretones y se recrudece conforme pasa el tiempo, decepciona y nunca es lo que uno esperaba. El amor no tiene corazón, es sólo un producto cultural, quizá uno de los más antiguos que nos vendieron para disfrazar la reproducción, y lo venden por todos lados, en cada película de Disney, en cada comedia romántica, en los chocolates,en las novelas berretas que protagoniza el burro de Sebastián Estevanez, en los Restaurantes Afrodisíacos y en el día de San Valentín.
Es el mejor producto para llenar los espacios vacíos del ser humano, para solventar inseguridades y también para alimentarlas, es el instinto de tapar los agujeros."
Se ve que venía descreída. Vayan dos a saber.