Suposiciones del mundo salame
>> 20 mar 2013
Hay cosas que el mundo salame supone. Y sólo supone porque es salame, está claro. ¿A qué me refiero? A que si usted pertenece al mundo salame, cuando vaya mañana a la panadería y se cruce con otro ser humano, supondrá que el ser en cuestión es: onmívoro, heterosexual, con 23 pares de cromosomas, que ve, oye, que tiene diez dedos en las manitos y otros tantos en los pies, que no tiene cáncer terminal ni hiv, que le gusta el fútbol, que cree en el dios de los cristianos y que piensa que los perros son geniales. Usted, que, como ya dijimos, pertenece al mundo salame, supondrá todo eso sólo con ver a un semejante. Y todo esto sin hablar de cómo va vestido/a, ya que nos meteríamos en el terreno de los pre conceptos el que atacaremos otro día con menos fiebre y más oxígeno en el cerebro.
De vez en cuando nos hemos preguntado por qué usted supone toda esa sarta de idioteces y hemos concluido que lo hace porque sus dos neuronas no le hacen la sinapsis adecuada por lo que no pueden llegar a la simple conclusión de que el mundo, por muy salame que sea, no está habitado únicamente con personas como usted. Es decir, usted adjudica al otro características propias. ¿Y por qué?, nos preguntamos otra vez: porque usted lo que verdaderamente no puede aceptar es que haya alguien diferente. Es decir, lisa y llanamente: alguien más (además de usted, claro). Alguien más que pueda pensar distinto, sentir distinto, tener otra forma de ver la vida. Alguien más que vivió de otra manera y, por ende, sabe otras cosas, tiene otras herramientas, ni mejores ni peores que las suyas, simplemente otras.
Entonces, usted lo que verdaderamente detesta es aquello que no puede comprender. Y no lo puede comprender porque no es igual que usted, no piensa igual, no siente igual. Lo que pasa, mi amigo, es que lo que usted todavía no comprendió, pero espero que lo haga en breve, es que el conjunto de todo el resto de los seres humanos que no son usted son, justamente, distintos a usted. Ni uno solo, ni aunque fuera su hermano gemelo, podría haber vivido las mismas cosas y llegado a las mismas conclusiones salames que usted. Entonces no lo entendemos, sinceramente. Nos parece que su actitud está destinada al fracaso. Yo le sugiero, como quien no quiere la cosa, que se vaya actualizando un poco.
Digo, el mundo, que incluye al mundo salame, es un mundo diverso, mal que le pese a usted y a unos cuántos más. Y yo no sé si usted lo pensó, pero si no lo pensó, por las dudas se lo digo yo, así, bajito como en secreto: el hecho de que el otro sea vegetariano, no lo convierte a usted en vegetariano si no quiere, ¿eh?. Usted es libre de comer toda la carne que quiera y el señor vegetariano es libre de comer todos los vegetales que tenga ganas; sus libertades individuales con respecto a sus aficciones culinarias no interfieren con la libertad del otro de elegir comer lo que se le canta. Yo se lo aclaro por las dudas, quizás usted no lo sabía, quizás usted pensaba que si se cruzaba con un homosexual lo iba a obligar a ser homosexual a usted, no lo sé. Lo que yo quiero que le quede claro es que usted es lo que quiera ser, le gustan las cosas que le gustan y punto, nadie lo obliga (bueno, la publicidad probablemente, pero eso es otro tema) y lo mismo para el resto de la humanidad, ¿se entendió, señor?
A ver si se entiende mejor: un elemento discordante no es una amenaza para usted.
También creemos que lo que puede pasar es que usted quiera uniformidad. O, al menos, ilusión de uniformidad. Y lo entendemos, no crea..., pero, lamentamos profundamente comunicarle que no existe. Así, lisa y llanamente la uniformidad: no existe. O sí, pero es algo más general como, por ejemplo, "somos todos seres humanos", o "en Argentina hablamos castellano". Y creo que hasta ahí llega.
Read more...
Digo, el mundo, que incluye al mundo salame, es un mundo diverso, mal que le pese a usted y a unos cuántos más. Y yo no sé si usted lo pensó, pero si no lo pensó, por las dudas se lo digo yo, así, bajito como en secreto: el hecho de que el otro sea vegetariano, no lo convierte a usted en vegetariano si no quiere, ¿eh?. Usted es libre de comer toda la carne que quiera y el señor vegetariano es libre de comer todos los vegetales que tenga ganas; sus libertades individuales con respecto a sus aficciones culinarias no interfieren con la libertad del otro de elegir comer lo que se le canta. Yo se lo aclaro por las dudas, quizás usted no lo sabía, quizás usted pensaba que si se cruzaba con un homosexual lo iba a obligar a ser homosexual a usted, no lo sé. Lo que yo quiero que le quede claro es que usted es lo que quiera ser, le gustan las cosas que le gustan y punto, nadie lo obliga (bueno, la publicidad probablemente, pero eso es otro tema) y lo mismo para el resto de la humanidad, ¿se entendió, señor?
A ver si se entiende mejor: un elemento discordante no es una amenaza para usted.
También creemos que lo que puede pasar es que usted quiera uniformidad. O, al menos, ilusión de uniformidad. Y lo entendemos, no crea..., pero, lamentamos profundamente comunicarle que no existe. Así, lisa y llanamente la uniformidad: no existe. O sí, pero es algo más general como, por ejemplo, "somos todos seres humanos", o "en Argentina hablamos castellano". Y creo que hasta ahí llega.