Test de Julito

- Ah... no, yo miro otras cosas, la sabiduría de la vida, lo que el otro tiene para contar, eso me gusta.

La miro con cara de "de qué estás hablando Willis" y le digo:

- Sí, te entiendo, pero conmigo para llegar a eso tiene que pasar por un filtro previo que tiene que ver más con una cuestión intelectual.

- Sí, claro, pero la cultura no te garantiza nada.

- Estamos de acuerdo, pero creo que, al menos, le pone un poroto más... que después puede restar de a kilos eh?  Por eso yo aplico el test de Julito.

- ...

Portada de Rayuela

- Es así: A la primer cita llevo Rayuela.  Elijo Rayuela porque creo que es un libro que invita a la opinión, como lo es también Océano Mar.  Entonces pasa esto, imaginate, primer cita en un café y yo llego con mi librito bajo el brazo y lo pongo en la mesa...  La otra persona puede decirme:  "¿Sabés que no lo leí? pero tengo ganas porque me hablaron bien de él (o ni pienso porque me dijeron que es malísimo)" y entonces, si bien acaba de restar unos cuantos porotos, posiblemente siga en carrera, o decir "Rayuela... ah! sí! lo leí, no me gustó nada, no entiendo por qué tanto quilombo con este libro" y entonces, aunque haya restado porotos a lo pavote, nos podemos enfrascar en una linda charla al respecto de por qué no le gustó, o decir "Pero el amor, esa palabra..." y entonces probablemente pida fecha en el Registro Civil. Ahora bien, si ante la visión del libraco  me dice "Rayuela... ¿qué es? ¿la explicación del juego?" o bien "Julio Cortázar... ¿está muerto este hombre no?" o bien "Ah... estás leyendo a -mira- Cortázar... ¿quién es? ¿de qué trata? ¿qué onda?"... si me dice cualquiera de estas cosas, me levanto, le digo que ha sido un gusto -de amable que soy nomás- y me retiro pagando mi café. Sin escándalos.

- Ay, Teté, hay cosas más importantes que haber leído a Cortázar.

- Probablemente, pero es un buen punto a saber.

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