Viaje en taxi

>> 5 ago 2011

Viernes de terapia. Termino mi sesión semanal y salgo a pleno Palermo. Palermo Psi. Hermosa noche para cafés o vinos (muchos, ocho como mínimo, parece). No tengo ganas de tomar un colectivo a lo de mi amiga Mónica y la vagancia (y la abundancia) ganan: tomo un taxi.
Entonces sucede.
El taxista, un señor de, pongamosle, 70 años, ni bien subo me advierte que no sabe llegar a mataderos.
- Yo tampoco -le contesto-, pero el sentido común me dice que agarre cualquiera hasta Rivadavia, luego llegando a Primera Junta agarramos Alberdi, que se abre en Emilio Castro y luego de un par de cuadras llegamos.
El señor taxista accede a llevarme. Habla. Mucho. No me caen bien los taxistas que hablan porque no dejan que mi voz interior hable conmigo misma (ah, sí, oigo voces... uhhhhh). Me dice que es escritor, que es dibujante, que el auto es de sus hijos, que tiene ocho hijos: siete varones y una nena, que no mira tele o que mira sólo películas, que la gente ya no lee, que hay un problema cultural socio económico por el que cada vez la gente (los jóvenes, aclara) ya no leen, que todo se mezcla y se equilibra para abajo. Una mierda, digamos, todo.
Contesto con monosílabos.
El señor taxista habla y habla. Habla tanto que yo no tengo necesidad de contestarle. Lo miro por el espejo retrovisor para darle a entender que escucho y eso parece ser suficiente.
Vamos por Emilio Castro y el señor me dice que él es creyente.
- Qué suerte -le digo-, yo no.
- ¿No cree en Jesús? - me pregunta.
- No, no creo.
- Él cree en usted.
- Bueno, por  mí que crea lo que quiera -dije para no ampliar el concepto de "no existe".
- Le voy a decir algo -me avisa-, yo tengo un don, uno de los siete dones del espíritu santo.
Pensé "ay, dios". Sí, dije "dios". 
- Veo -continúa- el aura de la gente, leo a la gente.
- Ah, sí?
- Sí. Y le voy a decir algo: usted es una persona buena, para eso no necesito ningún don, usted es buena gente, se nota, pero está sola, muy sola. A usted no le gustan los hombres, no?
Me sorprendió el viejo.
- No. Efectivamente no me gustan.
- Eso es porque le pasó algo de chica -continúa el viejo-, pero tiene que alejarse del pasado. Usted pone una barrera con todos los que se acercan y tiene que dejar que la gente se acerque. Se nota también que es emprendedora, que de sus tristezas sale, que se repone, pero está sola, aunque esté rodeada de gente, usted en su interior está sola. Además quiere tener un hijo porque usted quiere darle a ese hijo todo lo que usted no tuvo, pero es otra cosa lo que necesita, usted necesita dejar atrás el pasado.
- El pasado es pasado. Nada de eso me lastima -le contesto, pero lo cierto es que el señor taxista casi hace que me caiga de culo.
- No, es verdad, ya no la lastima, pero la enoja.
- Algunas cosas siempre enojan.
- ¿Cómo es su nombre?
- Gabriela.
- Bueno, Gabi, no importa que no crea en Jesús, él la mira igual y la cuida si usted respeta sus leyes. Hágame caso, ábrase, salga, conozca gente, ábrase a la gente, no la deje afuera porque usted tiene mucho para dar. Es una mujer inteligente. La vida es otra cosa.
Y con esa frase le pagué y entré a la casa de Mónica. Todavía estoy sorprendida.


Y ahora resulta que soy torta por un trauma. Claro.
Todos me tocan a mí, que se sepa.

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Suzanne




Nick Cave cantando la canción de Leonard Cohen "Suzanne".

"And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that she will trust you
For shes touched your perfect body with her mind".

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Everybody's changing





Keane.

"You say you wander your own land
But when I think about it
I don't see how you can
You're aching, you're breaking
And I can see the pain in your eyes
Says everybody's changing
And I don't know why"

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