Yo, presidente

Jugando un juego de simulación geo-política resulta que soy presidente de España. De izquierda. Perfecto.

- Bajo la edad jubilatoria.

- Aumento la jubilación mínima.

- Aumento el salario mínimo.

- Aumento el salario tanto de docentes, como de médicos.

- Implemento un subsidio para alquileres para aquellos con sueldos bajos.

Acá ya me arman una huelga de 210.000 personas.

- No reprimo. Dura 9 días.

- Destino más presupuesto a investigación.

- Implemento un subsidio por hijo.

- Construyo nuevos hospitales, bibliotecas, escuelas y un estadio.

- Implemento un impuesto a la deforestación.

Más huelgas. Mi aceptación popular cae estrepitosamente.

- Implemento un impuesto a las industrias por contaminación ambiental.

- Exonero fiscalmente a los veteranos de guerra.

- Implemento separación absoluta de poderes.

Sigue cayendo la aceptación popular.

- Absoluta libertad de expresión.

El puto juego no me deja hacer un estado laico.

- Ayuda humanitaria a países con catástrofes.

Listo. Me linchan.

...

...

¡Me linchan!

...

...

Se merecen un gobierno de extrema derecha que los haga pelota. He dicho.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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Mala por naturaleza

Clase: Física I. Explicación previa a la entrega de las consignas de un trabajo práctico.

Yo: Y acá voy a hacer un alto y decir algo:

Silencio absoluto.

Yo: Tengo cero tolerancia a los trabajos copiados. Y cuando digo cero, quiero decir menos siete mil.

Alumna A: ¿Cómo sería?

Yo: Así: veo dos textos iguales y ni pregunto, no pierdo tiempo, están los dos desaprobados.

Alumnos en malón: Ahhh..., pero es re mala!

Yo: Soy profesora de matemática. Soy inherentemente mala. Nací así.

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En el aula

Desde hace algún tiempo doy clases de física y matemática. Esto pasó hace algunos días.

Clase de Física. Tema: Plano inclinado.

Yo: Hoy vamos a hablar de "plano inclinado", ¿alguién sabe qué es, para qué sirve?

Silencio absoluto.

Yo: Bien. A ver... ¿vieron las pirámides de Egipto?

Alumnos: Sí.

Yo: ¿Cómo son?

Alumna A: Así.

Y me dibuja con la mano un triángulo en el aire.

Yo: O sea (y dibujo en el pizarrón un triángulo todo lo equilátero que me permite la ausencia de regla)..., ¿así?

Alumnos: Sí.

Yo: Ok. Esa es la idea general, pero en realidad son así.

Y dibujo el mismo triángulo, pero con escalones en lugar de lisos.

Alumna A: ¡No, no son así! Yo miro "Moisés" y no son así...

Risas generales.

Yo: Ok. ¿Querés venir a dibujarla vos?

Alumna A: No.

Yo: Bueno, entonces vamos a aceptar que son así como las estoy dibujando, ¿dale? El punto es... ¿cómo las construyeron?

Alumno B: Fueron los marcianos...

Yo: ¿Vos decís? Esa es una teoría, pero hay otras más... mmmm... ¿verídicas?

Alumna C: Los esclavos.

Yo: Claro, los esclavos de los egipcios traían estos enormes bloques de piedra ya cortados desde una cantera que quedaba lejos, muy lejos, los traían en barco. ¿Y cómo construyeron las pirámides?

Alumno D: De abajo para arriba...

Yo: ¿En serio? ¡Me jodés! A mi me hubiera resultado mucho más fácil dejar levitar un cacho enorme de piedra e ir poniendo todo lo demás debajo... si tuviera una varita mágica... que no tengo... e imagino que los egipcios tampoco tenían.

Alumno B: Por eso... los marcianos.

Yo: Y dale con los marcianos..., ok, ¿pero vos entendés que si yo acepto que fueron los marcianos no hay nada que explicar y me tengo que buscar otro ejemplo del bendito plano inclinado, no? porque la construcción se explicaría con un "y vinieron unos tipitos verdes y con un rayo hicieron aparecer unas cuantas pirámides". Y listo: chau fuerza motriz, chau resistencia y chau condición de equilibrio.

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Vegetarianismo infantil

Almuerzo. Las cinco a la mesa. Desde hace un tiempo con mi mujer decidimos no comer mamíferos, sobre todo a raíz de algunos planteos de Tata. No somos talibanes del vegetarianismo (ps) tampoco, simplemente no compramos ni vaca ni cerdo para comer, pero parece que ahora incluimos a todo bicho existente...

Sirvo cinco platos. Tata mira la fuente, mira su plato y pregunta:
- ¿Qué es esto?
- Pescado.
- ¿Pescado?
- Sí.
- ¿Pez?
- Pescado, Tata.
Me mira, vuelve a mirar su plato, pincha una papa y pregunta:
- ¿Por qué comemos animales?
Mi mujer y yo nos miramos y nos dijimos "sonamos".
- Mirá, Tata, hay gente que come animales y gente que no, nosotras, por ejemplo, no comemos vaca ni cerdo, pero otra gente sí y está bien de las dos maneras. ¿Vos no querés comer animales?
- No. Yo como verduras: papas largas, sopa, fideos...
- Está bien, pero ¿por qué no querés comer animales?
- Porque no.
- Explicame por qué.
- Porque no.
- No, pero explicame, porque una cosa es que no te guste el pescado y otra es que no quieras comer animales.
- Porque los animales son amigos.
- Ok. Si no querés comer animales no pasa nada, pero vas a tener que comer otras cosas, otras verduras que por ahí no comiste nunca, ¿está bien?
- Sí.
- ¿Ningún animal vas a comer?
- No.
- ¿Milanesas?
- ¿Las milanesas de qué son?
- De vaca o de pollo.
- Entonces no.
- ¿Y cuando vayas a McDonald?
- ¿Las hamburguesas de qué son?
- De vaca.
- Me como las papas.
- Bueno. Te puedo hacer milanesas de soja, si querés...
- ¿Eso es un animal?
- No. Una verdura.
- Bueno.
- Ok. Comete las papas solamente entonces.
- Sí.
Mi mujer nos mira. Me acerco y le susurro:
- Sacale una foto al pescado porque es el último bicho que comés.
- ¿De dónde salen estos pibes?
- Claramente de acá.

Y así fue como nuestra hija se declaró vegetariana a sus cinco años.

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Lógica Tatística

Viniendo del jardín. Un mediodía de estos.

Mi mujer viene como media cuadra atrás con Meme y Juli. Tata y yo caminamos más rápido.

Ya la había cagado a pedos por algo, así que la piba estaba enojada y caminaba -casi corría- adelante mío.

La veo llegar a la avenida y le grito:

- ¡Tata, pará!

La piba ni bola. Vuelvo a gritar:

- ¡Tata! ¡Pará de correr que hay muchos autos!

Si me escuchó, le importó tres pitos, y eso que la autoridad en casa soy yo.

- ¡Tata! (en realidad dije el nombre completo) ¡Hacés un paso más y vas directo al rincón! ¿Me escuchaste?

Se da media vuelta y con todo su enojo me dice:

- ¿Por qué?

(Y no, ¿a quién iba a salir sumisa?)

- ¡Porque sí!

- Decime por qué.

- ¡Porque no ves que están pasando muchos autos?!

- ¡Por la calle pasan! ¡Yo estoy en la vereda!

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Y me cagó, claro, a sus casi cinco años.

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