Prejuiciosa al cubo

18:16 pm. Subo al colectivo. Asiento de dos libre y del lado de la ventanilla una señorita. Linda la señorita. Muy linda, de hecho.

Apoyo mi humanidad y saco mi librito de Galeano para que las dos horas de viaje pasen rápido.

Me mira. Siento que me mira como con curiosidad y desvía la mirada. Yo tengo los ojos fijos en las palabras de Galeano "Las colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expansión del capital comercial".

Me mira otra vez. Levanto la vista del libro y la miro, se sonríe, me sonrío, ninguna dice nada. Sigo con Galeano "Una economista francesa sostiene que la peor herencia colonial de América Latina, que explica su considerable atraso actual, es la falta de capitales". Releo este párrafo dos veces.

Miro el reloj. 18:41 pm. y pienso que falta tanto para llegar y que me duele la espalda y que quiero un auto.

- Perdoname...

Me habla. La señorita linda me habla.

- Perdoname -sigue- no te quise interrumpir antes porque estabas tan concentrada leyendo...

Al punto, linda.

-... pero me da curiosidad. ¿Sos viuda?

No entiendo lo que me pregunta, se ve que mi cara lo expresa perfectamente porque continúa:

- Porque vi que tenés dos alianzas en la mano derecha...

¿Eso es signo de viudez? Jodeme.

- Ah! Jajaja! No, no soy viuda.

Y si lo hubiera sido, linda ¿no te parece que sería una pregunta un tanto dolorosa? Pikachu mío, la gente carece del don de la ubicación.

- Es que pensaba "no puede ser viuda, es tan joven"!

- No, no soy tan joven, gracias igual.

Ay, me pongo pelotuda, de todas las respuestas posibles elijo la más idiota.

- ¡Sí! ¿Cuántos tenés? ¿29?

- Jajaja! ¿Ves? Por ese comentario ya te quiero... jajajaja! No, tengo 34.

- No parecés. Igual no es edad para enviudar.

- ¡Pero no enviudé! Me separé nomás. Y me separé rompiendo todas las promesas que hice, así que decidí mantener ésta.

- Qué lindo... ¿lo querías mucho?

- "La" quería, sí. La quiero todavía, claro, es una linda persona, tenemos una linda relación.

Acá se viene. Ahora se levanta y se cambia de asiento. O se baja del colectivo espantada. O me exorcisa porque no se lo vi, pero seguro que abajo del buzo gris ese que le queda tan bien tiene una cadenita con un cristo crucificado, seguro es catequista o monja.

- ¿Estuvieron mucho tiempo juntas?

Me caigo de culo dos veces. Soy una prejuiciosa del orto.

Guardé a Galeano y nos hablamos todo el viaje hasta que se bajó, le conté mi vida de los últimos tiempos y me contó la suya. Cuando se bajó me dio un beso y me dijo "nos estamos viendo por ahí".

Y no, mal pensados, no es torta.