Intimidad
>> 27 sept 2010
Como todavía no tengo todas mis cosas en mi casa, sobre todo mis libros, algunas siguen en lo de mamá -que, igual, es la casa de al lado eh?-. Este finde se desarrolló la siguiente conversación:
- ¡Mamá! ¿No viste un cuaderno violeta que dice Yahoo!?
- ¿Uno anillado?
- Sep.
- ¿Que tenía un mundo?
- Psé, ponele, dónde está?
- ¿Escrito por vos?
[oh dios]
- Sí...
- ¿Que tenía cartas?
[oh dios oh dios oh dios]
- Sí. ¿Fuiste capaz de leerlo? ¡Hay algo que se llama intimidad, madre! ¿Dónde mierda está el puto cuaderno?
- Claro que lo leí. En el primer cajón de mi mesa de luz.¿Se las vas a dar?
- ¿A qué? Madre, sabelo, no me gusta nada que leas mis cosas y ¿qué hace mi cuaderno en tu mesa de luz eh?
- ¿A las cartas, se las vas a dar?
- Ni en pedo.
- ¿Y para qué las escribís?
- Por lo que dice Baricco.
- ¿Quién es Baricco?
- No importa...
8 comentarios:
Que atropello a la intimidad!
Mi vieja lee mis papeles y me muero!
Igual, sería imposible.
NADIE entiende mi letra!
Cat: Jajaja! Mi letra la entiende todo el mundo, tengo ese problemita... igual, nada, no leyó nada que no supiera.
Escribirle a alguien es la única manera de esperar a alguien sin hacerse daño
taliten: Usted lo sabe todo, Taliten.
Dale las cartas!!! (O habrá que llamar a Marta a ver qué dicen... muajjjjajjajjja!)
Anónimo: ¿Serías capaz?
Pipi, despues esta madre que te toco en la vida, hagas lo que hagas tenes ganado el cielo...
Te quiero mucho. Y con esta lluvia te extraño mas. Mar.-
Marisa corazón de arroz: Hola, princesa!
También te quiero.
Definidamente te quiero.
Y con la lluvia... jajajajaja! ¿Te acordás los paseos por la plaza San Martín? Nosotras bajo un paraguas y el cielo que se caía mientras nos reíamos de cualquier cosa.
Hay cosas que son para siempre, el amor es para siempre, no te olvides.
Cuando nazca el porotito nos vamos a dar una vuelta para mostrarle dónde se reían tanto su madre y su tía, para mostrarle que las casualidades no existen y que en algún lugar hay siempre esperando lo más lindo del amor -de la amistad- para encontrarnos.
Besos para vos, a las doce y diez y a las once y cincuenta. Mimos a la panza.
¿Ya pensaron nombres?
Te adoro, hasta el infinito y más allá.
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