La madre de mi padre
>> 22 sept 2010
Hoy falleció la madre de mi padre.
Nunca la pensé como "abuela" más que en el nombre, así era como la llamaban todos y entonces yo la llamé igual, pero de la relación abuela-nieta: nada. Nunca.
Mi madre decidió que era una buenísima idea rajarse cuando yo tenía un año [no la juzguen, tenía 17] y me dejó al cuidado de mi padre. Mi padre vivía con su madre, ergo, vivíamos todos juntos.
De la más tierna infancia (ja, dije tierna) no recuerdo casi nada, pero sí me acuerdo de algunas cosas de la niñez. Me acuerdo que a mis seis o siete años, y como yo no quería ir a la iglesia con ella -porque medía un metro, pero tenía este mismo carácter del orto-, ella decidió que yo era prácticamente la encarnación del demonio y entonces dejó de ocuparse de mi.
Tampoco es que yo necesitara demasiado, digamos las cosas básicas, alimento, ropa, etc., papá no estaba en todo el día y yo nunca le hablé de esto, creo que, en el fondo, pensaba que su madre algo de razón tenía y que en algo estaba fallando yo. Entonces sola me levantaba temprano para ir al colegio, me hacía el desayuno y me iba al cole, y a la vuelta, me quedaba en la casa de al lado, donde almorzaba, hacía los deberes y miraba la tele un rato. Aprendí temprano que era mejor no quedarse mucho tiempo en casa, que mejor pasar desapercibida, que para ganar su afecto tenía que ser alguien que no era.
A veces lo hacía, a veces iba a su iglesia y cantaba en su coro y leía su biblia, entonces parecía que podía mantener la paz durante un rato, pero su iglesia me aburría y, muy adentro, no creía en un dios que condenaba a un paraíso de lo más ñoño a los buenos y a un infierno de lo más terrible a los malos, no creía en un dios que castigara, que permitiera que la gente se muriera de hambre o de frío, que no pudiera ver los grises. Creía en un dios que, a veces, salvaba a algún gatito de morir atropellado, pero que varios se le pifiaban, uno que, a veces, hacía que los nenes que se pegaban flor de porrazo sólo salieran con un raspón en la rodilla en lugar de una gamba quebrada, pero no todos. Básicamente creía en un dios falible.
Después dejé de creer en dioses y a la mierda todo.
En fin, el punto es que hoy murió la madre de mi padre. Desde la muerte de mi padre casi no tuve contacto, me la crucé alguna vez, saludé casi de compromiso y listo. No había nada de mi ahí.
En un punto me da tristeza. En varios me angustia.
Nunca la quise, eso es lo que me angustia, no haberla querido nunca.
Y me enoja también.
3 comentarios:
un abrazo
Otro abrazo
talita: ;)
Anónimo: Gracias.
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