El silencio es salud

Muerte a todos los que hablan en el cine. A los que se ríen ruidosamente en situaciones que no tienen gracia, a los que cuchichean en voz perfectamente audible sobre algún acontecimiento de sus vidas que no puede interesarme menos (¡andate a un café a contarle lo que te pasó ayer!), a los que comen papas fritas compulsivamente y hacen ese ruido horrible con el paquete (además del otro ruido horrible cuando mastican como rumiantes durante años), a los que revuelven el balde de pochoclos como si buscaran el pochoclo perfecto, a los que sorben la gaseosa hasta la última gotita ruidosa.

Muerte especialmente dolorosa a los que preguntan en una escena particularmente dramática o de suspenso "¿qué pasó?" o "¿por qué tal cosa?" como si una tuviera manera de saber lo que va a suceder a continuación.

En el cine, señor@s, se hace silencio y se disfruta (o no, pero es otro tema) la película. Si tenés ganas de contar lo último que te dijo tu novio/a, te vas a un café. Si te levantaste gracioso y todo te causa risa, avisame y te sopapeo un rato hasta que no le veas la gracia a nada más. Si creés que la única misión en tu vida es sorber el último átomo de coca cola y buscar la papa frita perfecta en ese paquete enorme y ruidoso, mirá la tele en tu casa, alquilá, comprá, bajátela por internet, me chupa una fábrica de huevos, pero no te me sientes al lado porque te dejo los dientes de peineta, tamos?

Y castigo doloroso a los que hablan también en recitales. Y esto te lo digo a vos, que me llevaste ayer al recital de Morcheeba, grupo que, por otro lado, ni junaba, pero que disfruté (no para ponerme a bailar cual desquiciada como hiciste vos, pero es cierto que la negra la rompe y el gordito guitarrista también). ¡En los recitales y/o conciertos no se habla! O sí, pero no cuando la música está sonando...

Voy pensando un castigo, se aceptan sugerencias.

La rompió la negra, sí.