Diálogo II

>> 7 ago 2011

Otra vez en mi casa de la memoria. Otra vez con mi yo de 20. Estamos sentadas en el living, las ventanas abiertas de par en par para que entre el vientito cálido, la luz del atardecer es suficiente para iluminarnos. Enfrentadas por una mesita donde yo tomo mate amargo y ella coca cola (no le llegó todavía lo de la generación pepsi, es uno de sus errores) conversamos.
- ¿Vos estás segura de lo que estás haciendo? -me increpa.
Sí, increpa. No es una pregunta curiosa, es casi una afirmación de mis poca capacidades. Mi yo de 20 no me cree nada nunca.
- No. ¿Quién dijo que estoy segura? Peor, ¿quién dijo que tengo que estar segura de algo para accionar?
Me mira desde su superioridad. Corrijo: desde la creencia de su superioridad. Mi yo de 20 es lo más soberbio de la existencia, pero todavía no se dio cuenta (si las cuentas no me fallan, recién se entera 13 años más tarde).
- No está bien - continúa.
- ¿Quién marca lo que está bien y lo que no? ¿Vos? ¿Con qué autoridad?
- Yo y el resto del mundo. Salí y preguntá: nadie va a decirte que está bien.
- Porque son todos una manga de hipócritas que se la pasan hablando de teorías que en la práctica hacen agua por todos lados. Como vos. Te llenás la boca con teorías que suenan re lindas, que parecen no tener fisuras...
- No las tienen.
- Las tienen. Están llenas de agujeros, sólo que todavía no te diste cuenta. ¡El golpazo que te vas a pegar!
- Me enteraré a su debido tiempo. Igual no está bien.
- Yo no sé qué está bien y qué no, pero aprendí a darle bola a algunas situaciones y, en este momento, me hace bien y si me hace bien es que está bien. Punto. Final.
- Sos una egoísta del orto.
- Lo soy. Claro que lo soy. Tan egoísta como para darme cuenta que si quiero algo acciono para conseguirlo, tan egoísta como para cuidarme del dolor ya que nadie lo va a hacer por mí, pero no tan egoísta como para no saber retirarme a tiempo. Lo que ya no tengo es culpa, si a eso te referís.
- Conciencia no tenés.
- Jajaja! Hacé silencio, por favor. Conciencia me sobra, pero no tengo culpas. Me deshice de las culpas, de las propias y las ajenas. Hago lo que puedo con las herramientas que tengo tratando de no lastimar al dope ni traer confusión donde abunda. Es más de lo que vos vas a hacer durante tus próximos 13 o 14 años.
- No te voy a convencer, parece...
- No tenés argumentos para convencerme.
- No voy a estar para contenerte después.
- ¡Ya no lo necesito! ¡Crecí! ¿No te diste cuenta que ya no vengo a pedir consuelo porque "esa otra gente mala mirá lo que me hizo"? ¿No te diste cuenta que no uso mecanismos de distracción, que atravieso el dolor como me salga, que no salí corriendo en busca de ninguna tablita que me rescate?
- Vas a venir...
- No. Vos querés que vuelva porque eso te da una especie de poder. Te sentís necesitada y, ergo, querida, pero no es así, la necesidad no es amor. Sentirse requerida no es sentirse re-querida, sabés?
Se levantó y se fue. No sé a dónde se fue, por ahí vuelve, no lo sé. Me quedo sola en este living, el sol va cayendo y con él se va la luz también. Estoy sola y a oscuras y, por primera vez, no tengo miedo.

9 comentarios:

Guillermo Altayrac 10 de agosto de 2011, 0:50  

Me gustó mucho el texto.
Testaruda la Gabriela de veinte, eh...
El Guillermo de veinte era bastante tímido y apocado. Y medio autocompasivo. Si algún día me lo cruzo en el living, te cuento que charlamos.
Abrazo, beso y abrazo.

Gabriela Aguirre 10 de agosto de 2011, 8:54  

Guillermo Altayrac: La Gabriela de veinte era una boluda importante. Creía tener razon siempre.
Me gustaría una conversación entre su Guillermo de veinte y mi Gabriela de veinte...
Abrazo por dos, besos por cuatro y vuelta al abrazo final.
(no me gusta ser menos, je)
Besos más!

Guillermo Altayrac 18 de agosto de 2011, 20:20  

¿Y qué pensás que saldría de esa conversación?
Container de besos y abrazos.
Jaque mate.

Gabriela Aguirre 19 de agosto de 2011, 8:45  

Guillermo Altayrac: Ni idea, mi yo de veinte puede hacer una de dos cosas con su yo de veinte: o bien lo adopta o bien lo martiriza un rato, depende mepa.
No, no sé de qué depende...

"Container de besos y abrazos"
Jajajaja! Con ese romo bisturí pretende darme jaque?
Mirá como te cago: A+B>0
Jaque mate.

Guillermo Altayrac 22 de agosto de 2011, 1:22  

Te adelantaste a mi pregunta. Obvio que iba a preguntar de qué depende...
Bueno, algunos besos, algunos abrazos. Un surtidito. En paquete con moño, como masitas de confitería.

Gabriela Aguirre 22 de agosto de 2011, 10:55  

Guillermo Altayrac: Jajaja!
Un paquete! Jajajaja!
(igual después de mi fórmula, sabelo, perdiste)
Besos.

Guillermo Altayrac 26 de agosto de 2011, 7:14  

Lo sé, lo sé: por eso ahora estoy siendo mezquino con las demostraciones de afecto, date cuenta. Eso fue lo único que lograste.
Un kilo de abrazos y un besito.

Gabriela Aguirre 26 de agosto de 2011, 8:15  

Guillermo Altayrac: Shhh... silencio Altayrac.
(y basta de comentar en post del día del arquero que tengo que andar buscándolos!)
Besos.

Guillermo Altayrac 30 de agosto de 2011, 7:16  

Jajaja... Yo también tengo que andar buscándolos. Eso te pasa por responder lindo. Jodete.
Besos.

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