Kamikaze
>> 20 jun 2012
Tres o cuatro de la madrugada. La gata está queriendo entrar a mi casa por la ventana. Tiene un método genial, apoya una pata contra el marco y la otra en la ventana, hace palanca y ¡voilá! ventana abierta. Sólo que en el medio hace ruido y me despierta.
- Ahí voy gata del orto... - le digo y me dispongo a salir de mi lugar calentito para adentrarme en el frío por el bicho que no se decide a quedarse adentro por las noches.
- Mmmmqué?
Esa voz provino del otro lado de mi cama y, oh dios, no sé quién es.
Hay alguien durmiendo en mi cama y yo no tengo idea de quién es ese alguien. La miro, hay un revuelto de sábanas y acolchado y un cuerpo femenino metido en medio de eso. En la oscuridad no puedo ni siquiera identificar el color del pelo.
Pienso. ¿Llegué tan ebria que no recuerdo con quién llegué? Nahh..., eso nunca pasó. Ninguna de las dos cosas, ni he llegado ebria ni, en ese estado, he traído a nadie jamás de los jamases a mi casa. Soy kamikaze, pero no tanto.
El ser que duerme a mi lado se mueve un poco y yo empiezo a pensar que podría destaparla y preguntarle quién soto es y qué hace en mi cama, pero..., bueno, no da, no?
Levanto un poco las sábanas, la miro, trato de vislumbrar el contorno de su cuerpo, de recordar, pero no hay caso, no tengo idea. Además está oscuro y no me animo a prender la luz. Se ve que le dio frío mi curiosidad porque gruñe, estira de las sábanas y se arrellana. En el medio me destapa un poco.
La gata o se fue o entró porque ya no la escucho ni me interesa. Ahora quiero saber de qué trata esta invasión.
Ella está de espaldas a mi. Ahora gira y se pone boca abajo, pero una de sus manos me busca bajo las sábanas. Y me encuentra. Mi cuerpo responde.
Ah, esto es genial. Le tengo ganas a no sé quién, lo único que me faltaba para terminar la semana. Y ahí se fue al tacho mi teoría de que las ganas vienen con el amor o, al menos, el interés intelectual.
La habitación está completamente a oscuras. La poca luz que pasa a través de las cortinas es la de la luna, y, la verdad, no es mucha, no alcanza para ver, apenas para adivinar y todos sabemos que no se me dan bien los juegos de adivinanzas.
Giro hacia ella y pongo mi brazo a su alrededor. Nop. No tengo idea. La memoria corporal o está fallando o no existe. Ella se pega a mi cuerpo, agarra mi mano y me lleva a abrazarla; gira medio dormida, se nota por cómo se mueve, lentamente, como en medio de un sueño todavía; siento su respiración, apenas veo el contorno de su cara, adivino más que ver, y sigo sin saber quién es, pero, a estas alturas, no me importa.
Siento el contacto de una boca en mi boca y respondo al beso, respondo con todo el cuerpo, y el revuelto de sábanas que molesta y nos enreda, y ella y yo que nos deshacemos de eso y continuamos.
Pongan ustedes el final que prefieran.
Ah..., una advertencia: es pura ficción sobre un sueño que tuve anoche, que quede claro, no estoy tan loca como para traer a desconocidas a mi cama, tamos?
10 comentarios:
nah, loca no. Pero caliente como papa frita de fonda, si, eh :P
besos Bas!
Manatee
jajajaja qué aguafiestas!!! Le sacaste toda la diversión con esa aclaración, che!
Mana: Jajajaja!
Probablemente, Mana, probablemente. Tendré que hacer algo al respecto, no?
Besos!
Erica: Ah... estuvo divertido igual, aunque fuera un sueño...
Jajaja, "le tengo ganas a no sé quién", me hizo reír mucho con este sueño. Hace un tiempo tuve un sueño que sería algo así como el reverso del suyo. Estaba a punto de descubrir otro cuerpo y , para mi sorpresa, el cuerpo "nuevo" era en realidad el cuerpo de ella... También me ha pasado que en la parte en que ud continuaba a mí me sonaba el maldito despertador!!!
Wanda: Jajaja! Yo tuve de esos sueños en que justo justo me sonaba el despertador, pero en este no sonó nada, lo que es genial..., o no..., todavía no estoy segura.
Besos, Wanda!
¿Le puedo poner el final que quiera?
Bueno...
Luego de extenuante amor, personaje incógnito y vos se duermen.
Al día siguiente, la luz del sol inunda la habitación. Despertás. Te volteás. Y...
—¡¿Qué hacés en mi cama, mamá?!
Guillermo Altayrac: Ay, la puta que te parió.
Listo, ahí va, saludala que no vuelve más, mi libido de los próximos catorce años...
Te estoy puteando, sabelo.
Jajajajajajajaja.
Guillermo Altayrac: Todavía te estoy puteando, sabelo.
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