Lo que the bunnies do
>> 29 dic 2013
Ocho de la mañana y abro los ojos en casa de mi hermana. La puerta está abierta así que asumo que la gorda ya se levantó. Debajo de la mesa (duermo en el comedor) veo al Lobito (el perro de mi hermano), debajo del mueble de la compu veo a la Princesa (la perra de mi hermana), a medio metro de mi cama veo a Rodrigo (el gato blanco y de tres patas de mi hermana) y encima de Rodrigo veo a un conejo blanco haciendo movimientos pélvicos. Alto. ¿Un conejo? Nahhh..., todavía estoy dormida. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, si resulta que ahora el conejo saca un reloj y dice que está retrasado voy solita y me encierro por propia voluntad en algún neuropsiquiátrico.
Efectivamente hay un conejo haciendo lo que the bunnies do con el gato. El gato no está muy feliz y se queja, el conejo ni se entera. Me pregunto si lo confundió con otro conejo sólo porque como le falta una patita de atrás Rodrigo salta cuando camina. Me digo que es un conejo boludo si lo confundió con otro conejo, el gato no tiene orejas largas y tiene cola, o es boludo o es miope o simplemente es un conejo a favor de la diversidad familiar. El gato se ve que se harta y se va enojado. El conejo lo sigue.
Esto sólo puede suceder en los joseses.
(Aclaración: el conejo es propiedad de unos vecinos, pero se ve que tiene vía libre para pasearse por todos lados, está enamorado de todos los gatos de la casa, en cuanto lo ven, salen todos corriendo a refugiarse a lugares altos)
2 comentarios:
Ni al Gabo se le hubiese ocurrido. En fin, será que los Joseces carcencarecen de conejas y el pibe tiene necesidades de dar amor.
Digo.
Ger.
Gerchu: Nos hartamos del conejo y lo confinamos a la casa del frente. Cadena perpetua al conejo por jeropa.
Besos.
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