Cinco razones por las que la amo
1.- Me lleva el mate a la cama todos los días. Todos. No sólo en mi cumpleaños o en nuestro aniversario o en el día del arquero. No. Todos todos los días. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos. Es así nomás. Ah, y me hace tostadas con el mate.
2.- En esos días en que me levanto odiando al mundo (porque sí, hay días en que odio a todo mamífero que se me cruce y el mundo está complotado en mi contra), me dice que estoy insoportable, pero se ríe y me hace un mimo. Y yo sé, lo tengo clarísimo, que en ese estado saco a Buddha del nirvana y se pone a romper todo.
3.- Me sigue en cualquier desvarío o hobby que se me ocurra tener, supongo que sabe que me dura lo que un pedo en un canasto y por eso prefiere seguirme la corriente. Y cuando digo cualquiera, me refiero a cualquiera, plantas, hormigarios, kéfir y un largo etc.
4.- Toda vez que cocino me dice que está rico. Aunque no esté.
5.- Indefectiblemente antes de cada parcial, exposición o lo que sea, me manda un mensaje de éxito.
Cinco razones por las que me odia
1.- Juego al tetris con el tacho de la basura. Es decir, lo lleno hasta el infinito y más allá, ato la bolsa y la saco cuando ya no puedo seguir apilando, pero eso no sucede muy seguido, siempre se puede seguir apilando.
2.- No la abrazo para dormir. Nunca. La cucharita está sobrevalorada. He dicho.
3.- Soy lo más inconstante del mundo mundial, así que para que termine algo me tiene que estar atrás porque me aburro rapidísimo y largo todo a la mierda.
4.- Soy lo más rata de la existencia en cuanto al delivery. Si por mí fuera, no compramos comida hecha jamás de los jamases (y de hecho, casi que no lo hacemos).
5.- Fumo como si no hubiera mañana.
Las cinco razones por las cuales yo la odio, se las digo en privado, y las cinco razones por las que me ama las debería escribir ella, pero en total son veinte.
Este post fue escrito porque se me quejó el amigo Germán.
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