Conformismo al cubo

Yo era Merthin. Y estaba casado con Griselda, que era ***, que, como corresponde a la historia, estaba embarazada y yo sabía que ese hijo que esperaba no era mío... digo... la paternidad no me correspondía a mí sino al ex novio de Griselda que se había tomado el palo cuando ella le dijo que iba a tener un hijo suyo. Lo peor del asunto es que la minita ésta me había engañado para hacerme creer que yo era el padre y me terminé casando nomás y ahora soné.

No la quiero nada. Es más, casi que la odio, así que en nuestra casa reina la discordia todo el tiempo. Ella, como es obvio, tampoco me quiere, sólo quería un padre para su hijo y yo, que soy un paspado importante, le vine como anillo al dedo.

Estoy aserrando madera en el patio delantero de nuestra casa, soy carpintero y tengo que terminar un trabajo para el priorato de Kingsbridge. Mis herramientas son pocas y bastante antiguas... bueno, estamos en el año 1337 así que corresponden al período de tiempo en el que vivo, lo mismo que mi ropa y mi casa.

Griselda sale de la casa y, de repente, como si me despertara de algún sueño, decido que no puedo vivir con odio y que ya estoy instalado en una situación así que mejor tratar de pasarla todo lo bien que pueda, entonces le sonrío y le digo algo lindo. Ella, que viene con la guardia levantada, se ve que no entiende nada.

Ahora estamos sentados, ella y yo, a una mesa en nuestro patio bajo un árbol y charlamos y nos reímos de algo mientras comemos unas rodajas de pan con cerveza y las gallinas andan dando vueltas por ahí. Me doy cuenta de que, en el fondo, tampoco estoy tan mal, que voy a tener un hijo aunque biológicamente no sea mío, que tengo trabajo y que Griselda tampoco es un ogro. Y casi que le tomé cariño.

Básicamente me conformo.

Y me despierto.

Merthin y Griselda son personajes de un libro que estoy leyendo.