Introducción: La amiga Tini se va a Europa el jueves.
Nudo: La amiga Tini tiene fobia a volar.
Desenlace: (todavía no sabemos)
Aglutinante: Una botella de vino, cuatro amigas y una gran charla.
- Teté, ¿le podés explicar a Moni por qué no me tiene que decir que rece en el avión?- me dice Tini ni bien pongo un pie en la cocina cargada de bolsas con la correspondiente picada.
- Jajaja! ¿Te dijo eso? No le des bola.
- ¡No le dije eso! -dice la aludida- Le dije que diga "dios mío, aunque yo no crea en vos"...
- Eso es un rezo...- la interrumpo.
- ¡No! Escuchame. Le dije que diga "dios mío, aunque yo no crea en vos"...
- Pero ¿a quién le va a hablar si no cree? -la vuelvo a interrumpir.
- ¡No! ¿Me podés escuchar?
- Bueno, dale...
- Le dije que diga "dios mío, aunque yo no crea en vos, te pido que"...
- Pero no le puede pedir a nadie porque nadie está ahí, Moni -la interrumpo otra vez.
Tini de atrás hace morisquetas de "¡bien!"
- ¿Me van a dejar hablar?
- No, si decís esas cosas no. Nosotras no creemos ni en dios ni en ninguna divinidad.
- Bueno, pero hay una inteligencia superior, es innegable -responde.
- Nah... ni un poco. Hay una evolución. ¿En serio creés en Adán y Eva y la manzana y toda la bola?
- No, pero sí en una fuerza superior.
- Yo descubrí, a los nueve años, que o bien dios no era omnipotente o bien era un hijo de puta.
- ¡Bien, Teté! -dice Tini desde atrás y me choca la mano.
- Claro. Y lo prefiero así, eh? -continuo- Prefiero, de tener que creer, pensar que existe un dios que salva a casi todos los gatitos que se suben a los árboles y no saben bajar, pero que alguno se le pifia..., prefiero pensar que salva a casi todos los bebés que cruzan la calle solos, pero que alguno queda hecho ketchup. Un dios falible. Igual no creo nada, pero de creer, preferiría uno así porque, claro, si pasa algo bueno es "gracias a dios", ahora si te cagaron la vida resulta que no tiene nada que ver...
- No, porque dios creó al hombre y le dio libertad de acción para que decida.
- Bueno, entonces, si no le hecho la culpa de las cagadas, tampoco le adjudico los milagros. Ergo: no existe.
- ¡Ufa! Bueno, yo sí creo.
- Está muy bien, nosotras te queremos igual, pero no le digas que rece en el avión...
- Bueno, entonces, ya sé. Tini, pensá que acá hay gente que te espera y que te quiere.
- Nanana... -la vuelvo a interrumpir- tampoco hay que jugar con el amor. ¡No le podés pedir a alguien que tiene un miedo irracional que no lo tenga por amor!
- ¡Pero que racionalice!
- ¡No puede racionalizar lo irracional! Drogate Tini.
- Sí, claro -contesta la aludida.
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