Entrada asegurada
>> 11 oct 2013
Ayer, y además de las tres niñas que ya viven con nosotras, tuvimos a cuatro vecinitas más que vinieron a jugar (y cuando digo "jugar" me refiero a desparramar cuanto juguete exista por toda la casa).
Mi paciencia (que es, de por sí, escasa) fue puesta a prueba. No sé si pasé o no, pero, en lo que a mi respecta, me gané la entrada al paraíso.
Y a Narnia.
Y a Neverland.
Y a Wonderland.
Y al Callejón Diagon.
2 comentarios:
Gaby:
Si reniega de su paciencia, ni el talón para el guarda en el tren de ida a ninguno de esos lugares ha obtenido usted.
La paciencia no se publicita, y menos en estos términos.
Si recuerdo bien, Juan Gujis tenía una sección en su programa de publicidad, llamada "El AntiClío", por oposición a aquellos avisos que se premian con una estatuilla de la musa. Bien, este post debería premiarse con un grandote anticlío, sépalo.
y eso que no considero su aversión al sapo pepe y su reciente desapego a mascotitas pequeñitas, algo así como mascotas en edad infantil.
Beso, uno.
Ger.
Ger: Es que en realidad no es que no tengo paciencia, tengo y mucha, pero se me rompió el led que me avisa cuando se está por acabar y ahí reside el problemilla, ¿ves?
De repente tengo un container lleno, o creo que tengo un container lleno, y al minuto siguiente no quedó ni para llenar un dedal.
Me gané la entrada a todos esos lugares porque no empecé a los gritos ni al minuto y medio, ni a la media hora, ni a los cuarenta minutos ni nunca.
Eso sí, después quería salir a caminar y despejarme o mataba a alguien.
Beso. Medio.
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